No hay que ser médico para plantearse, al menos, por qué una dolencia en la espalda requiere de una exploración mamaria. Tampoco para que una mujer detecte si la palpación que se le está realizando rebasa la línea de la profesionalidad y se convierte en un manoseo lascivo. Experiencias así serán las que a partir de mañana aportarán las 32 mujeres que, supuestamente, fueron víctimas de Pedro Florentino G.H., para el que la fiscalía pide 60 años y 8 meses de prisión, aunque si es condenado sólo cumpliría algo más de 6 años.
Según las declaraciones de las denunciantes, el facultativo era dado a realizar estas exploraciones mamarias para tratar todo tipo de dolencias, alegando conocimientos ginecológicos que no tiene acreditados, por lo que también pesa sobre él una acusación por intrusismo profesional. Algunas de las pacientes también coinciden en señalar la facilidad del acusado para acabar dando abrazos. Mientras tanto, sus problemas médicos no eran tratados .
La portavoz de la Asamblea de Mujeres de Parque Goya, Eva Ramos, cree que este caso no debe quedarse únicamente en la responsabilidad del acusado. Pide que se profundice en saber qué falló para que, ante las quejas de las pacientes, a las que se empezó por no dar toda la credibilidad o tachándolas de exageradas, el Salud se limitó a cambiar al médico de ambulatorio. Ramos se pregunta a cuántas mujeres pudo incomodar gravemente con su comportamiento en otros centros de salud donde trabajó anteriormente.