En el Centro de Protección Animal de la Diputación de Zaragoza viven una veintena de los perros para los que se busca hogar. El resto, están repartidos por las instalaciones de distintas asociaciones protectoras. La gran mayoría han sido abandonados y suelen llegar en malas condiciones físicas y psicológicas.
El delegado del Centro, Miguel Sanz, explica que cuando llegan se les cura las heridas, se les trata de sus diferentes dolencias y se les implanta el chip obligatorio. Están bien atendidos y reciben el cariño de los trabajadores y voluntarios, pero necesitan una familia. Sanz deja claro que se trata de perros considerados como 'potencialmente peligrosos' (PPP), aunque ese peligro depende, casi siempre, del dueño.
Al ser PPP, la adopción se complica porque sus reacciones son menos predecibles y hay que disponer de licencia para la tenencia de este tipo de animales. No obstante, el delegado del Centro señala que suelen tener buen carácter con las personas y recuerda que el proceso es totalmente gratuito.
