Antonio Berdún, nieto del fundador, Antonio Berdún Ester, cuenta cómo su abuelo comenzó en Alcubierre en un horno de alquiler para, un año después, en 1922, abrir su horno en la actual ubicación. Ahí no sólo hacía pan sino también algunos de los dulces que todavía hoy se siguen elaborando como los farinosos, realizados con la receta de su abuela que provenía de Barbués.
Mucho ha cambiado la forma de trabajar en estos cien años, pero le espíritu continúa, apostando por los productos artesanales. De momento, esperando a ver si será posible una cuarta generación. Con esta tercer generación se han ampliado los puntos de venta con una tienda en Zaragoza y otra en Grañén, además de estar presentes en diversas tiendas.
Antonio recuerda cómo han salido adelante a pesar de que hubo contiendas que les pilló en medio como la Guerra Civil. Aún así, y por los viajes que hizo su abuelo y su padre se fueron introduciendo dulces con toques de lugares como Galicia o Cádiz. Lenguas de hojaldre rellenas de merengue o crema, canutillos de nata o turrones son algunos de los productos que no faltan en esta pastelería centenaria, Pastelería Berdún.