La Delegación del Gobierno de España en Aragón ha entregado sus Medallas al Mérito de la Protección Civil en Huesca, en un acto en la Subdelegación del Gobierno presidido por la delegada del Gobierno, Pilar Alegría, junto a la subdelegada del Gobierno en la provincia, Silvia Salazar. Las condecoraciones han sido otorgadas a Pilar Guerrero García, directora de la Residencia Hogar Sariñena, y a Joaquín Abiol Abad, bombero del Servicio Provincial de Extinción de Incendios (SPEIS), en reconocimiento a su ejemplar desempeño durante la crisis sanitaria.
Guerrero y Abiol se han destacado su vocación de servicio público, que solo tenía como objetivo “salvar vidas”. Además de su impagable labor durante el último año, también se reconoce el papel fundamental que continúan desempeñando en la atención de proximidad en el medio rural. En el acto también se ha resaltado la labor durante este periodo de todos trabajadores esenciales, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de las Fuerzas Armadas, pero también el papel de los alcaldes y concejales, “siempre al lado de los vecinos”.
Los condecorados
Joaquín Abiol Abad ha sido personal de Protección Civil y coordinador del servicio de Protección Civil y Emergencias de la Hoya de Huesca durante las últimas tres décadas. En la actualidad forma parte del cuerpo de Bomberos (SPEIS) de la Diputación Provincial de Huesca.
Además de su trabajo habitual, esta pandemia, contribuyó a la desinfección de viales y edificios públicos en varias localidades, reparto a domicilio de productos básicos y de tareas escolares durante los meses de confinamiento, distribución de mascarillas... Además, en Sariñena, Abiol participó junto a bomberos voluntarios de Almudévar y Sabiñánigo, así como personal de la DPH, en el montaje de una residencia de urgencia no-COVID; también en la residencia de Sariñena ayudó a la adecuación de las instalaciones con motivo del coronavirus.
Pilar Guerrero García es directora de la Residencia Hogar Sariñena desde hace 27 años. Un centro que sufrió la agresividad de la enfermedad llevándose la vida de muchos residentes. En este contexto, Guerrero tomó la decisión de instalarse en su despacho y estar en todo momento en la residencia.
Poco después, para limitar riesgos a los residentes, se estableció el confinamiento de la plantilla por equipos de aproximadamente 20 personas en cada quincena. Se sucedieron turnos con trabajadores y trabajadoras, varios de los cuales resultaron contagiados.
Con el apoyo del Ayuntamiento de Sariñena, la colaboración de empresas locales y el trabajo de voluntarios de bomberos, se habilitaron en el Centro Social de Mayores, anejo a la residencia, unas habitaciones para todo el equipo de auxiliares, enfermería, cocina y limpieza. Desde el 26 de marzo hasta el 25 de mayo se mantuvo este sistema de confinamiento estricto por grupos. Ese mismo día, después de más de 60 días de encierro voluntario, también salió Pilar Guerrero.
