Turismo inmersivo

La realidad aumentada visualiza el patrimonio escondido de los barrios de Zaragoza

El proyecto aragonés “Patrimonio Extraordinario” ayuda a descubrir, de la mano de un avatar, algunas de las curiosidades y rincones desconocidos de varios barrios rurales de Zaragoza. Mucho de ellos de origen medieval y con mucho que contar. Tras un año en funcionamiento, el proyecto sigue creciendo.

Lourdes Funes

Zaragoza |

Ejemplo de turismo inmersivo en la App de Patrimonio Extraordinario /Ad Hoc Gestión Cultural

Llegar a conocer todo el patrimonio que esconde una localidad o una región parce casi imposible. Desde Ad Hoc Gestión Cultural se han propuesta enseñarnos algunas de esas historias y curiosidades de los barrios rurales de Zaragoza. Hace un año, pusieron en marcha “Patrimonio Extraordinario” que, como indica Marta Fernández, una de sus impulsoras, tenía el objetivo de conocer todos los que tienen que ofrecer estos barrios, pero de una forma diferente.

Se trata de un proyecto de realidad aumentada en la que un avatar hace de guía por estos barrios para conocer su patrimonio natural y cultural. Comenzaron con Juslibol, Monzalbarba y Alfocea y, cuando se cumple un año de su puesta en marcha, se ha ampliado a Movera, Montañana y Peñaflor.

Algunas de las curiosidades que se pueden descubrir a través de “Patrimonio Extraordinario” y que son una novedad son tesoros naturales como ver el río Gállego a vista de dron, recogido el canto de la Aurora del 8 de septiembre en Monzalbarba, los tortos de Peñaflor o variedades de cereza típica en Montañana. Son más de 50 puntos de contenidos.

Otras curiosidades se encuentran, por ejemplo, en las torres de Movera, o el asesinato que se produjo en una de ellas, en la de Santa Engracia. También la del edificio de la Cartuja de Aula Dei, en Peñaflor, o las pinturas del mítico Francisco de Goya que todavía se conservan en su interior, o la de un árbol singular, un ciprés de más de 300 años de antigüedad que se encuentra en Juslibol donde también se encuentra el castillo medieval conocido como el Picote de San Martín.

Otra de las novedades de esta edición está en que, como explica Fernández, se ha habilitado un pasaporte para que se vaya sellando cada barrio que se visite. El objetivo es ir ampliando este proyecto a otros barrios e incluso a otros territorios en un futuro.