Los toques de campana eran un medio de comunicación: fiestas, tormentas, fallecimientos, incendios o boda. Todo acontecimiento tenía su toque. El antropólogo y campanero, Francesc Llop i Bayo, explica cómo cada localidad, cada territorio tiene su toque de campanas y su significado. En algunos lugares el toque a difunto es mucho más rápido y para quien no lo conozca, suena alegre, mientras que hay localidades en la que ese toque suena lánguido.
El toque de campanas manual se está perdiendo y a Llop i Bayo le llama la atención que en una comunidad como Aragón en la que se ha estudiado estos toques, de la que existe mucha documentación y trabajo de campo, tan sólo quedan dos grupos que continúan tocando las campanas a mano: en Salas Altas y en Alloza. Algo que también lamenta el antropólogo es que tampoco se está haciendo nada por su recuperación, pone como ejemplo el día que se inauguró la restauración de una de las torres del Pilar, se invitó a tocar las campanas al grupo de campaneros de la catedral de Valencia y ya nos e ha vuelto a hacer nada.
El sonido de las campanas, para el campanero, es la música más antigua, incluso anterior a la jota, y era la guía de los vecinos porque se tocaba al alba y al anochecer, para avisar a todos los que estaban en el campo de que había que regresar a casa. Era un lenguaje que suponía “la luz en la oscuridad”.
Francesc Llop i Bayo recorrió Aragón junto a su mujer, Mari Carmen Álvaro Muñoz, en los años 80 y recopiló entrevistas con quienes entonces todavía subían a los campanarios a tocar las campanas, recogió testimonios y toques, algunos de los que se pueden escuchar en la página web de la Asociación de Campaneros de la Catedral del Valencia: www.campaners.es