Con mucha alegría se ha recibido en Asturias esta distinción para un elemento esencial de la cultura asturiana desde que lo anunció Nancy Ovelar, embajadora de Paraguay en la UNESCO . Ha sido con un leve golpe de mazo sobre la mesa. Porque en torno a la sidra, además de agricultura, industria transformadora y hostelería, hay música, concursos, un lenguaje propio, el muy particular gesto del escanciado de la sidra natural. E innovación como los escanciadores eléctricos. La consejera de Cultura del Principado Vanesa Gutiérrez resalta que la sidra va más allá del contacto social. "La sidra es el hilo conductor que enhebra y explica una buena parte de nuestra historia, de la tradición, del presente y del futuro de nuestro pueblo y que a lo largo de los años empapó nuestras manifestaciones culturales, desde los bailes, la gastronomía, la artesanía, el cine, la literatura, la música o las artes plásticas". "Una cultura para todas las personas, desde hoy para la humanidad, que se expresa además en asturiano, una lengua minorizada tan grande que vale para contar el mundo y que como toda nuestra cultura también tiene que salvaguardarse", ha indicado Gutiérrez, que ha afirmado que España era un estado más grande y fuerte "cuando se respeta y se reconoce en su diversidad".
La titular de Cultura ha agradecido el trabajo de todos aquellos que apuntalaron la candidatura de la cultura asturiana de la sidra desde hace 10 años. Los últimos 25 años han sido los de las marcas de calidad, el etiquetado de la botella y nuevas variedades además de la natural y espumosa como el vermú o la de hielo. Esta era la candidatura exclusivamente española ante la Unesco este año.