Benito Pérez Galdós, el grancanario ilustre que hizo de Madrid su lienzo, sirve de ejemplificación para tratar de dar un barniz teórico a la actuación de la UD en Madrid. Don Benito dijo en su discurso cuando fue admitido en la RAE que “imagen de la vida es la novela” y en esas ha estado Las Palmas hasta este punto. La temporada amarilla es tan buena que ha necesitado 25 jornadas para que en la novela de 38 jornadas hayamos recordado que este equipo acaba de subir, para llevarse el primer guantazo de realidad, pero también para valorar el mérito que tiene haber hecho el año que está haciendo. La UD se codea con los mejores y hasta hoy ha dado la cara siempre. Salió fatal, pero son tantas las veces que ha salido bien que esto sólo puede ser una china en el zapato.
La imagen de la vida amarilla desde la llegada de Pimienta tiene pocos oscuros, pocas tardes penosas, pero de estas cachetadas también ha sacado un aprendizaje
Un día en el que no salió nada, en el que faros seguros fallaron: Kirian, Valles y Coco tuvieron errores en salida de balón, algunos fueron el factor desencadenante del gol y con ello se juega, pero han sido muchas más las veces en las que esos riesgos han dado más alegrías que penas. Recuerdo un error del propio Kirian que acabó en penalti cuando empezaba a despuntar con la UD, pensarlo hoy, tras ser un jugador conocido en todo el país da vértigo, pero explica que ese error forma para del aprendizaje. Recuerdo el error de Javi Varas con Quique en salida y cómo se siguió insistiendo en el modo. Esa es la manera, aunque en el momento duela, aunque suponga dramas pasajeros, pérdidas de puntos en el cómputo general sale a cuenta.
La UD se presentó en el Metropolitano con el conocimiento de la dificultad, pero con el convencimiento de que se podía traer puntos a la isla. Esa es la mayor virtud y también el mayor aprendizaje, siete meses después de ascender la UD, que ya le ganó en la ida al Atlético de Madrid, ha recibido un golpe de realidad, algo relativamente habitual en estos campos y con equipos del peso de la UD.
Hasta hoy no habíamos recordado que somos novatos. Hasta hoy nos habíamos comportado muy por encima de la media, de lo esperado, de la realidad que habíamos descrito al principio de la temporada
No me nace culpar a los jugadores por errar cuando la temporada está siendo un sueño, cuando hasta hoy, jornada 25 de 38 no se habían encajado más de 2 goles en un partido, que era el tope este año. Por supuesto que fastidia, pero hoy, más que nunca el orgullo por todo el camino, por el viaje, por el modo, debe pesar más que lo que duele perder así.
