Todo ocurrió en la noche de Halloween del 1 de noviembre de 2012. Cinco jóvenes perdieron la vida tras ser aplastadas literalmente en uno de los vomitorios del pabellón donde se produjo una avalancha humana en la que se vieron implicadas decenas de personas, que trataban de salir de la pista central, completamente masificada.
La resolución condenó a siete acusados, entre ellos al promotor de la fiesta, Miguel Ángel Flores, a cuatro años de prisión, y absolvió a ocho procesados, incluidos los médicos Simón y Carlos Viñals, así como al exjefe de la Policía Municipal de Madrid Emilio Monteagudo.
Una sentencia que no dejó tranquilas a las familias, en concreto a dos de las cinco, que han recurrido ante el alto tribunal, principalmente por la absolución de los doctores Viñals.
No hubo entre las familias una opinión compartida y unitaria sobre el fallo, a pesar de que sus abogados se reunieron para estudiar qué pasos seguir y si hacerlo o no conjuntamente. Finalmente, no fueron de la mano al Supremo.
Y aunque todas consideran que la sentencia, de casi 700 páginas, es correcta y jurídicamente impecable, algunas entienden que no han pagado todos los culpables.
Se trata de los familiares de Cristina Arce y Katia Esteban que junto a Rocío Oña fueron atendidas en la enfermería del pabellón. A diferencia de las primeras, la familia de Rocío declinó recurrir, lo que sin duda fue objeto de sorpresa en tanto que lo previsible era que todas las niñas que pasaron por las manos de los doctores así lo hicieran.
Tampoco se quedaron atrás los propios condenados, que también presentaron objeciones ante una de las sentencias más esperadas del año y que definitivamente vio la luz el pasado septiembre, nueve meses después del inicio del juicio, que comenzó el 12 de enero y finalizó en mayo.
Flores, considerado por el tribunal como el principal responsable de la tragedia, alegó ante el Supremo que la resolución descartó pruebas que le exculpaban, y defendió que sus derechos fundamentales quedaron vulnerados al no haberse enjuiciado a los que él considera como verdaderos responsables de la tragedia "por negligencia grave": los exconcejales del PP Pedro Calvo y Fátima Núñez.
Una estrategia que no es nueva y que el tribunal ya rechazó.
Como era de esperar, el resto de condenados también recurrió. No así la Fiscalía, que se declaró satisfecha y que de inmediato pidió el ingreso en prisión de Flores, denegado por la Sala.
Es por ello que ahora todas las miradas se concentran en el Tribunal Supremo, en tanto que la sentencia no será firme hasta que éste se pronuncie y eso puede tardar más de un año.
Y mientras tanto Flores vuelve con fuerza a la noche madrileña tras su vinculación con la apertura de una macrodiscoteca en la estación ferroviaria de Chamartín, a pesar de que la sentencia le inhabilita para trabajar en negocios de este tipo durante seis años.
En el plano político, el Ayuntamiento de Madrid aceptó el fallo del tribunal que le declara como responsable civil subsidiario, algo que era de prever toda vez que se responsabiliza de esta forma al antiguo equipo municipal del PP.
De hecho, el Consistorio de Manuela Carmena defiende que ahora el denominado "Pabellón Multiusos Madrid Arena" es seguro y está disponible "para la celebración de actos deportivos y espectáculos con 10.276 asientos", como cita en la web municipal (Flores congregó a 16.605 jóvenes en aquel fatídico Halloween).
No piensa así Isabel de la Fuente, madre de una de las víctimas, quien cree que "cualquier día puede volver a ocurrir una tragedia similar mientras ese recinto se siga usando de manera ilegal".
Por eso mantiene una petición en la plataforma Change.org en la que solicita que se cierre el pabellón "hasta que cumpla con las medidas de seguridad adecuadas" y que cuenta ya con 283.144 firmas.
Ella junto al resto de familiares volverán a reunirse hoy a las diez de la noche en la plaza de Cristina Arce y Rocío Oña en el distrito madrileño de Barajas, que por segundo año es el lugar elegido para rendir homenaje a las fallecidas en la vigilia que antes se celebraba a las puertas del pabellón. Y ya van cuatro años.