El Tribunal Supremo celebra a partir de mañana sus habituales jornadas de puertas abiertas. Durante el viernes y el sábado los ciudadanos podrán visitar el edificio para conocer cómo trabajan los magistrados y disfrutar del patrimonio artístico que alberga el edificio.
En esta edición las jornadas de puertas abiertas del Supremo conmemoran el incendio que hace un siglo asoló el Palacio de Justicia y lo hacen esta noche con la proyección en la fachada principal de un espectáculo de luz y sonido (mapping) rememorando el incendio y la posterior reconstrucción.
El martes 4 de mayo de 1915 un incendio redujo a cenizas el Palacio de Justicia, donde tenía su sede el Tribunal Supremo y las Audiencias Territorial y Provincial de Madrid. El fuego comenzó sobre la una de la tarde en el archivo, situado en una buhardilla de la fachada principal, y se extendió con enorme rapidez por todo el edificio.
Según los periódicos de la época, un niño de 8 años, que estaba asomado al balcón de su casa, fue quien dio la voz de alarma al ver el humo que salía por una ventana.
En el interior del Palacio, como cualquier otro día de trabajo, había jueces, funcionarios y abogados. También estaban dentro las 20 familias de los ujieres y de los guardias civiles, destinados en las Salesas, que vivían en la parte alta y en el sótano del edificio. Hubo que evacuarlos a todos y trasladar a un lugar seguro al único preso que había aquel día en los calabozos. Las crónicas periodísticas reflejaron la valentía y el esfuerzo de bomberos, boy scouts, guardias civiles, funcionarios y operarios que ayudaron a las personas y salvaron de las llamas documentos, cuadros y joyas, como el Collar de la Justicia.
A pesar de lo aparatoso del fuego sólo hubo una víctima mortal, el secretario relator de los tribunales José María Armada. Falleció al caerse después de recoger unos papeles que tenía en su despacho.
Fue tal la recupercución del fuego que hasta el rey Alfonso XIII visitó el lugar. El monarca insistió en la necesidad de construir un nuevo palacio. Las obras duraron una década