José Luis Martínez-Almeida ha concedido una entrevista en la que repasa sus logros y anhelos para Madrid, cuando se cumplen tres años como alcalde de la capital de España.
Almeida confiesa, entre otras cosas, en la revista 'Elle', -en una de sus entrevistas más personales-, cómo valora sus tres años como alcalde. De esta etapa asegura que no entraba en sus pensamientos gestionar la mayor nevada de los últimos 150 años o una pandemia. "La realidad ha superado todos los pronósticos", admite el alcalde.
"Amí que no me vengan con Tinder"
El alcalde comenta en las páginas de la cabecera el peso del cargo a nivel personal: "Una de las cosas que me ha sorprendido mucho de la alcaldía es el nivel de exposición mediática, pierdes tu intimidad, y es algo en lo que no reparas hasta que te falta. Dicho esto, me encantaría tener novia e hijos. Y para eso soy muy clásico: a mí que no me vengan con Tinder. Yo vengo de una familia numerosa y lo echo de menos. Pero no desespero, lo importante es estar ahí. Y creo que al final lo conseguiré".
¿Cómo afronta la presión?
Almeida también habla en la entrevista sobre cómo afronta la presión: "Para relajarme me refugio en mis aficiones: lectura y deporte. Ahora estoy haciendo tres o cuatro días entrenamiento personal, y otros dos me voy a correr al Parque del Retiro, y eso ayuda mucho. Claro que hay sufrimiento y tensión, pero cada mañana me levanto y siento que es un privilegio ser alcalde de Madrid, que es un orgullo poder hacer algo por tu ciudad. Esa perspectiva nunca hay que perderla".
Al que no le caigo bien no me dice nada, lo cual agradezco
El alcalde reconoce que tiene buen sentido del humor y que todo se lleva mejor con una sonrisa. "El sentido del humor empieza por saber reírse de uno mismo. Al que no le caigo bien no me dice nada, lo cual agradezco, porque ya se sabe que caer bien en este oficio mío es muy complicado".
Sobre Madrid y su gente habla maravillas y dice que Madrid tiene, sobre todo, corazón. "Durante la pandemia fue absolutamente extraordinario cómo se volcó la gente con las personas que tenían problemas. Y lo hemos visto también ahora en la reacción con Ucrania", asegura.
"Lo que más me llena de satisfacción es que durante la pandemia los ciudadanos vieron que el alcalde era uno más, que entendía su sufrimiento. Y lo que más pena me da no haber podido hacer son tantas y tantas cosas... Ojalá pudiera estar en todos los sitios en los que se me necesita. Al margen de las decisiones políticas, el alcalde es la figura más cercana, es una función más de gestión que representativa, y me duele no poder ir a sitios donde quieren contar conmigo", relata el alcalde.