El delegado de Turismo, Felipe González, ha presentado esta mañana las bases de participación, para los establecimientos de Hostelería, en la Ruta de la Tapa Romana “Sentia Amarantis” que, con motivo de la celebración de Emerita Lvdica, se celebrará del 22 al 26 de mayo.
Por ello, con motivo de la XIV Emerita Lvdica, el próximo 7 de mayo, en la Escuela Superior de Hostelería de Mérida, se va a celebrar el concurso donde los establecimientos participantes que presentarán al jurado sus propuestas. El resultado de la deliberación del Jurado se darán a en la Clausura de la XIV Emerita Lvdica.
Las inscripciones para participar en la Ruta de la Tapa antes del 6 de mayo al correo electrónico turismo@merida.es.
El Jurado estará compuesto por 6 miembros: representantes de: la Cofradía Extremeña de Gastronomía, de la Escuela Superior de Hostelería, de la Dirección General de Turismo/ Diputación de Badajoz, del Museo Nacional de Arte romano, del Ayuntamiento de Mérida/ Consorcio/ prensa y un Chef especialista en comida romana, el jurado puede estar sujeto a cambios.
Los ciudadanos tendrán oportunidad de degustar las tapas del concurso del 22 al 26 de mayo en los establecimientos participantes cuyo precio será de 5 €.
Para mantener el mismo rigor histórico en la cocina, al igual que otros elementos de la fiesta se organiza una formación en cocina romana, a cargo de la conservadora emérita del Museo Nacional, Pilar Caldera, para que los cocineros y público puedan adquirir información de la cocina de la época.
El delegado ha explicado que “se eligió el nombre de “ Sentia Amarantis” como título a esta Ruta Gastronómica, con motivo del epitafio de la Tabernera Sentia Amarantis, que se conserva en el Museo Nacional de Arte Romano, Iconografía emeritense que todos conocemos por la Tabernera”.
En concreto, ha explicado, “se trata de una estela funeraria con escena de taberna en relieve e inscripción. A la izquierda se sitúa la figura de una tabernera, Sentia Amarantis, mientras extrae vino de un tonel para depositarlo en una jarra. La escena se enmarca en un entorno que evoca la arquería de un Thermopolivm: un comercio donde se vendían alimentos listos para consumir”.
La verdadera particularidad de esta pieza no recae en su uso funerario, sino en la visibilización del oficio de tabernera y el papel de la mujer en la sociedad romana.