Tuvieron que pasar casi trescientos años para que una mujer fuese elegida miembro de la Real Academia Española (RAE). Su nombre, Carmen Conde. Su sillón, la letra "K", la silla vacía del fallecido Miguel Mihura.
En 1978 los académicos votaron su entrada en la Academia y el 28 de enero de 1979 pronunció su discurso de ingreso titulado 'Poesía ante el tiempo y la inmortalidad'. En aquellas primeras palabras como académica de la RAE quiso recriminar a sus compañeros varones la discriminación en igualdad de oportunidades que sufrían las mujeres: "Vuestra noble decisión pone fin a una tan injusta como vetusta discriminación literaria".
Una apasionada de la lectura y escritura desde niña
Desde pequeña le apasionó leer y escribir; dos hobbies que se convirtieron casi en una obsesión cuando nadie en su casa apoyaba su carrera literaria. Por fortuna, la vida recompensó a Carmen Conde, que sobresalió en el ámbito de la poesía, la prosa, los ensayos y los cuento. Además, se convirtió en una destacada maestra.
Vuestra noble decisión pone fin a una tan injusta como vetusta discriminación literaria
Conde, procedente de Cartagena, estudió Magisterio en la Escuela Normal de Murcia, aunque ya publicaba sus artículos en la prensa local. Más tarde, se especializó en Filosofía y Letras por la Universidad de Valencia y, con los años, fundó junto a su marido el poeta Antonio Oliver Belmás la Universidad Popular de Cartagena, de la que fue directora.
En la Universidad Popular, fundada en 1931 durante la Segunda República, el matrimonio organizaba exposiciones, conferencias y talleres literarios. Por allí pasaron poetas e intelectuales de la época como Ramón Sijé, Margarita Nelken, María de Maeztu y Miguel Hernández, con el que forjaron una estrecha amistad.
Una impecable trayectoria literaria
Con 22 años ya había escrito su primer libro, ‘La Lectura’, y durante toda su vida mantuvo correspondencia con la poeta Ernestina de Champourcín, en la que ambas hablaban de la influencia que tenían en su poesía autores como Juan Ramón Jiménez,Gabriel Miró y clásicos como Santa Teresa o fray Luis de León.
Maestra republicana durante la Guerra Civil
Con el inicio de la Guerra Civil, su marido se unió al ejército republicano al frente de la Emisora Radio Frente Popular. Por este motivo, tuvo que permanecer escondido durante un tiempo cuando finalizó la contienda.
Por su parte, Carmen trabajó durante la guerra como maestra de niñas y adultas analfabetas en la Casa de la Mujer de la Agrupación de Mujeres Antifascistas. En esa época, publicó sus obras 'Enseñanza nueva', 'La composición literaria infantil', 'Poemas de guerra' y ‘Oíd la vida’.
La década de los 40: de escribir bajo seudónimos al reconocimiento literario
Al acabar la guerra, Carmen Conde escribía y publicaba bajo los seudónimos de Magdalena Noguera y Florentina Del Mar con los que firmó cuentos para niños, ensayos y relatos.
Sin embargo, la década de los 40 fue la más importante para la escritora, pues publicó algunas de sus obras poéticas definitivas como 'Ansia de la Gracia', que le abrió la puerta al mundo editorial y al reconocimiento literario.
Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil
Esta escritora de más de un centenar de obras recibió en 1987 el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por ‘Canciones de nana y desvelo’, además de muchos otros premios, galardones y nombramientos.
En cierto modo, Carmen Conde dejó su legado en la RAE. Tras su fallecimiento en 1996 después de padecer Alzehimer durante varios años, su sillón en la Academia fue ocupado por otra mujer y compañera escritora, Ana María Matute, la segunda en la institución.