El índice de precios de consumo (IPC) ha crecido por sexto mes consecutivo alcanzando la tasa más alta desde octubre de 2012, hasta el 3,3% de variación anual. Estas cifras son consecuencia del encarecimiento de la luz, según indican los datos adelantados publicados este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Ya se preveía un aumento generalizado, ante la relajación de las medidas sanitarias por la covid-19. Los máximos históricos experimentados en los últimos meses han provocado un aumento de cuatro décimas con respecto a la tasa registrada el mes anterior.
La tasa de variación anual estimada de la inflación subyacente se elevó hasta el 0,7%, un aumento de una décima, que se traduce en más de dos puntos y medio por debajo del IPC general. Por lo tanto, esta inflación encadenaría cuatro meses al alza, aunque refleja una evolución más mesurada que los datos del indicador general, en los que sí que queda constancia de la inestabilidad de los precios de la energía y alimentos frescos.
El precio del gas también se ha triplicado con respecto a 2020. Esto, sumado a lo derechos de emisión de CO2, ha provocado una subida del precio de la electricidad en el continente europeo. España alcanzó los 124,45 euros el MWh, un récord histórico.
Esta subida de cuatro décimas que ha experimentado el IPC sorprende tras registrar en julio una bajada del 0,8%. La variación mensual estimada para el IPC armonizado (IPCA) este mes de agosto ha sido la misma que la del IPC general, se ha elevado un 0,4%.
Estas subidas generan tensión entre los poderes políticos y aumentan las presiones al Gobierno, quien aprobó la primera parte de la reforma de pensiones exigida por la UE y espera aplicar el próximo mes de septiembre una subida del salario mínimo interprofesional.
