Día del Libro, Cuesta de Moyano, así que después de disfrutar de los culturetas he seguido caminando hasta aquí, hasta la estatua del Ángel Caído. En realidad no estoy en la estatua del Ángel Caído porque corría viento se escuchaban hasta los jadeos de los alegres runners multicolor. Así que me he bajado a uno de esos oscuros urinarios públicos que tiene el Parque del Retiro.
Tampoco quería dejarme llevar por la pereza de hacer analogías con el nombre de esta estatua y el candidato socialista. No, no, no, él podría ser el Ángel caído o el Ángel errante, pero desde luego, no caído.
Cuentan que Bellver, el escultor del Ángel Caído, en el catálogo de la Expo, donde se presentó por primera vez la escultura, puso unos versos de 'El paraíso perdido' de Milton: "Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás".
Si hay que hacer alguna analogía, más parece a Iglesias, por el orgullo y porque el asalto a los cielos, aquél de hace algunos años ahora se limita a entrar en la Asamblea de Madrid. Veremos.
De momento, seguimos con el esoterismo desmoscópico. Tezanos, que lee la casquería, que cocina las vísceras y que todo ello lo presenta como investigación sociológica, dice que hay empate entre bloques. No habrá Superliga pero la izquierda concertada proclama: Hay partido. No sé si es un salmo para exorcizar el demonio de la desmovilización, como tampoco sé, queridos amiguitos incrédulos con las cosas de Satán, cómo va a evolucionar la campaña que ha evolucionado en las últimas horas. Ese nuevo tiempo con balas, sin debates y con las reglas de la democracia en juego.
La lección número uno de la democracia es que las amenazas de muerte se condenan sin peros ni demoras.