Parece que los inquilinos del hotel se llevan 'todo' lo que pueden. Quizá el ocupante se siente con el derecho de hacerlo por pagar la habitación o sea porque no hay detector de seguridad en la salida, pero lo cierto es que los hoteles sufren un 'saqueo' de lo más variado.
El 80% de los españoles reconoce haberse llevado algo del hotel, algunos toallas o albornoces, otos las pilas de los mandos a distancia e incluso el mobiliario o la tele.
En el ránking de lo más robado, cualquier cosa que quepa en la maleta porque todo es susceptible de ser sustraído, aunque las bandejas o las cestas de aseo son los objetos que más desaparecen en los hoteles. También se evaporan las piezas de vajilla o cubertería del servicio de habitaciones que dejan en el pasillo otros clientes tras su consumición.
Los saleros y los cuencos para poner huevos pasados por agua causan verdadero furor, así como los tarritos de mermelada, quesos y estuches con panecillos.
Caprichos sin importancia para los clientes, pero un verdadero agujero para las cadenas hoteleras.