Este 2023 se ha convertido en el año más mortífero en esta ruta migratoria desde 2017, con 2.200 migrantes muertos o desaparecidos en el Mediterráneo Central desde el pasado 1 de enero: una media de 8 vidas al día, o lo que es lo mismo, se registra un fallecido cada 3 horas.
Médicos Sin Fronteras denuncia en su informe "Nadie vino a rescatarnos" que la pasividad de los estados europeos está agravando la situación y provocando más muertes en el Mediterráneo Central. Señalan a países como Malta e Italia, que ponen en peligro la vida de las personas, retrasando los rescates, asignando puertos lejanos para desembarcar o favoreciendo las devoluciones a terceros países inseguros.
Jana Ciernioch, coordinadora de Asuntos Humanitarios de la ONG, acusa a los países mediterráneos de prácticas fronterizas violentas. "¿Y cuál es la respuesta europea a eso?". Ciernioch lamenta que la respuesta no es la solución, teniendo en cuenta que pasa por los acuerdos con terceros países y los retornos forzosos a lugares inseguros, evitando ayudar a las personas que lo necesitan. Y ponen de ejemplo a Malta, que “se ha convertido en un campeón en no rescatar personas”.
Pese a esto, MSF admite que algunos países europeos han visto cómo se ha duplicado la cifra de migrantes que tratan de cruzar a Europa, especialmente en la ruta migratoria que va desde Túnez e Italia. "Este aumento significativo de las salidas, unido a la falta de capacidades y recursos estatales de salvamento, ha traído como consecuencia un incremento de barcos en peligro y naufragios", reconocen desde la ONG.