Dos veces le funcionó la estrategia, hasta que la policía lo identificó y lo detuvo, sin encontrar ninguna granada en el proceso. Lógicamente, los policías que no podían dejar que hubiera una granada de mano por ahí, así que decidieron ir a registrar su casa para encontrarla. Ni rastro.
Ahora, lo que sí encontraron fue un aguacate pintado de negro. Resulta que este hombre, que tenía ya un largo historial policial por lo que no podía acceder a armas y decidió echarle cara pintar el aguacate y engañar a los encargados de las sucursales diciendo que era una granada de mano.