nunca tuvo interés en subirse a un avión de combate

Un jubilado francés activa accidentalmente el asiento eyectable de un caza de combate durante el despegue

El protagonista de nuestra historia tiene 64 años y recibió, como regalo de jubilación, un bautismo de vuelo en un avión de combate biplaza.

Belén Gómez del Pino

Madrid |

Su poca o nula experiencia a bordo y los nervios del momento le jugaron una mala pasada. Los tripulantes de este tipo de aviones necesitan un entrenamiento previo, porque están sometidos a una enorme presión de la fuerza G. Es esa fuerza que se siente, por ejemplo, en una montaña rusa, cuando el cuello se tensa y el cuerpo intenta acomodarse… pero multiplicado por cinco.

El nivel de estrés del copiloto novato fue tal que sus pulsaciones subieron hasta 150 y en un momento de pánico se aferró a una correa que resultó ser el sistema de emergencia que lanza a los ocupantes fuera del avión en caso de emergencia.

Afortunadamente el mecanismo falló, lo que permitió que piloto y copiloto permanecieran en la cabina. Siguieron volando bajo estrictas medidas de seguridad, hasta vaciar el tanque de combustible y sobre zonas deshabitadas, pero siempre bajo el riesgo de que se produjera la eyección de los asientos.

Finalmente el piloto logró aterrizar el caza y se despidió de su pasajero para siempre. Él mismo desveló después que nunca tuvo interés en subirse a un avión de combate y que sólo aceptó el regalo por la presión de sus compañeros de trabajo.​