En una entrevista con varios medios internacionales, el jefe del Gobierno francés envió un mensaje de tranquilidad a las miles de personas que tienen previsto acudir al evento deportivo o simplemente a hacer turismo a Francia este verano.
"Si sumas la amenaza terrorista a las huelgas, la gente lee los periódicos y dice 'esto es el caos, ya no se puede ir a Francia, no se puede circular, no se puede viajar'", ironizó, antes de enfatizar que quiere "demostrar que un país amenazado por el terrorismo y con un conflicto social es capaz de superar estas pruebas". Por eso, consideró que "no tiene ningún fundamento" la alerta de viaje emitida por Estados Unidos en la que desaconseja a sus ciudadanos desplazarse a grandes acontecimientos en Europa y especialmente en Francia.
"El mensaje es claro: se puede venir a Francia en coche, en avión y espero que en tren. No quiero mentir, porque aún no hemos cerrado el acuerdo en la SNCF (la compañía estatal ferroviaria), pero no cederé en la reforma laboral porque haya una amenaza de huelga en los trenes", dijo. La presión por parte del sindicato CGT, enfrentado a la reforma del código de trabajo que se tramita actualmente en el Parlamento galo, ha llevado a convocar paros en diferentes sectores de actividad en el país, especialmente los transportes, además de continuas manifestaciones.
El primer ministro aseguró que los pilotos de Air France se han comprometido a no ponerse en huelga durante el torneo -"si la hubiera, yo sería intransigente y pienso que la opinión pública no la aceptaría en un periodo tan importante", matizó- y destacó que los problemas en el abastecimiento de gasolina casi han desaparecido. "Hay menos de un 4 % de gasolineras cerradas sobre un total de casi 12.000. El problema no ha sido de suministro, sino que en el fin de semana pasado los franceses consumieron del 200 % al 300 % más de gasolina" por temor a la escasez, explicó.
Respecto al peligro que representa el terrorismo del Estado Islámico, el primer ministro recordó que su país ya organizó con éxito la Cumbre del Clima (COP21) el pasado mes de diciembre, solo unas semanas después de la masacre del 13-N en París y alrededores, en la que murieron 130 personas. Pese a ello, informó de que habrá unas 100.000 personas que velarán por la seguridad de los visitantes, de las cuales 77.000 son policías y gendarmes, 12.000 son agentes de seguridad privados y otros 10.000, militares encuadrados en la operación "Sentinel".
Valls reconoció que esa "acumulación de misiones" para las fuerzas de seguridad supone una preocupación para él y para su ministro del Interior, Bernard Cazeneuve. "Hay 51 partidos en diez estadios, que están asegurados. Hay zonas de hinchas que están vigiladas como los estadios. Está también el Tour de Francia, que es como una gran 'fan zone'. Nunca se puede decir nunca, pero si hubiera una amenaza precisa, el ministro del Interior tiene todos los medios para tomar las decisiones que hagan falta", explicó.
Por eso, para Francia "es muy importante, en un periodo de amenaza, decir que la vida continúa, que no se replantea ni el deporte ni los festivales culturales". Prueba de ello será la asistencia de varios dirigentes europeos que ya han confirmado su presencia en partidos del torneo, así como la del propio Valls o el presidente francés, François Hollande. "La fuerza de la democracia es hacer frente (a esa amenaza). En el momento del terrorismo vasco no hubo partidos anulados, ni se cancelaron el Mundial de España de 1982, ni los Juegos Olímpicos de Barcelona 92", dijo en alusión a la actividad de la banda ETA.