El eminente y atemporal Tony Bennett, cuya devoción por las canciones clásicas estadounidenses y su habilidad para crear nuevos estándares como 'I Left My Heart In San Francisco', adornaron una carrera de décadas que le trajo admiradores, desde Frank Sinatra hasta Lady Gaga, ha muerto este viernes. Tenía 96 años, y estaba a tan solo dos semanas de cumplir 97 años.
La publicista Sylvia Weiner ha confirmado la muerte de Bennett a The Associated Press, explicando que ha muerto en su ciudad natal de Nueva York sin conocerse por ahora la causa específica, pero a Bennett le habían diagnosticado la enfermedad de Alzheimer en 2016 y su fallecimiento estará relacionado con ello con toda probabilidad.
"La vida es un regalo, incluso con alzhéimer", dijo la leyenda estadounidense cuando reveló su enfermedad hace dos años y medio. Al principio siguió dando conciertos por consejo médico, ya que los episodios de "desorientación, terror, rabia o depresión" que empezaban a desencadenarse podían ser contrarrestados con actividad profesional para ayudar a estimular su cerebro y hacer ejercicio regularmente.
Hacía años que no venía a España
Apenas seis meses después, los mismos doctores le ordenaron retirarse de los escenarios tras más de ocho décadas. "No habrá más conciertos", dijo su hijo Danny Bennett a la revista 'Variety'. "Ha sido una decisión difícil para nosotros, ya que es un cantante capaz, pero es orden de los médicos. Su salud es más importante y cuando Susan, la esposa de Tony, escuchó a los médicos, afirmó: "Por supuesto que no".
La última vez que Tony Bennett visitó España fue hace tres años y medio, en el verano de 2017. Vino para actuar en el festival madrileño Las Noches del Botánico, pero tuvo que cancelar su actuación en el último momento por «unos inoportunos problemas de salud». En aquel momento, concedió una entrevista a ABC en la que aparentemente tenía la memoria intacta.
"Soy un gran amante de la pintura, y también me encanta pintar vuestro país. Joaquín Sorolla es uno de mis pintores favoritos de todos los tiempos, fue un genio en su forma de trabajar con la luz. Me encanta ir a ver sus obras en el museo de la Hispanic Society of America en New York City", decía en una animada charla telefónica, en la que bromeaba al desvelar el "secreto" de su juventud: "Me mantengo joven no pensando en el pasado, no dándole vueltas a los errores, ni tampoco a los "y si hubiera...". Pensar sólo en el futuro es lo que me ayuda a mantener el estrés al mínimo, estoy convencido de que ese es el secreto de mi buena salud".
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