La sociedad francesa lleva una semana pendiente del paradero de Émile, el niño de dos años que ha desaparecido en las proximidades de la pequeña localidad de Haut-Vernet, localizada en la región de los Alpes de Alta Provenza. Émile, que pasaba unos días en el pueblo de sus abuelos, fue visto por última vez el pasado sábado a las 17:15, caminando solo en una calle de la pequeña aldea de 25 habitantes donde se perdió la pista del pequeño.
El niño desapareció de la vista de sus abuelos mientras estos cargaban el coche enfrente de la casa, y el niño jugaba cerca del acceso a la vivienda. Tal y como han declarado varios vecinos de la localidad, al tratarse de un pueblo pequeño es muy habitual que los niños paseen y jueguen solos en la calle, motivo por el cual es probable que nadie diese la voz de alarma al encontrarse a Émile por la calle.
Un gran operativo para encontrar a Émile
Tanto las autoridades francesas como la comunidad de Haut-Vernet se ha volcado en la búsqueda de Émile, pero las grandes batidas en los alrededores del pueblo - se han registrado 12 hectáreas con la ayuda de perros rastreadores - no han arrojado ninguna pista sobre el paradero de Émile.
El fiscal Rémy Avón, tal y como recoge Le Monde, declaró hace tres días que los investigadores no tienen "ninguna pista, ninguna información, ningún elemento" para "comprender cómo desapareció el pequeño Émile". Después de registrar las 30 edificaciones de la aldea 12 vehículos, y hablar con los 25 vecinos de la población, la única posible pista que se halló en las batidas ha resultado no estar relacionada con el caso: se trata de una mancha de sangre hallada en el bosque, que ha resultado proceder de un animal.
Tal y como ha anunciado el prefecto del departamento, Marc Chappuis, se va a adaptar el sistema de búsqueda para que sea "más específico y selectivo". La pequeña población solo cuenta con una antena de telefonía, por lo que se tratará de determinar qué teléfonos se encontraban en la zona en el momento de la desaparición del infante. Ante el llamamiento de testigos por parte de las autoridades, se registraron 1200 llamadas: entre ellas, muchas procedentes de médiums y supuestos espiritistas que aseguraban que podrían localizar el cuerpo del pequeño.
La investigación pasa a una siguiente fase, y se delegará la investigación a una célula nacional: el prestigioso Instituto de Investigaciones Criminales de la Gendarmería Nacional, que incrementará los recursos de los 60 gendarmes, 24 bomberos y 200 voluntarios que están colaborando para localizar a Émile, y que durante las primeras 24 horas transitaron las cercanías de la aldea. Se trata de un parajerodeado de bosques, con un paisaje escarpado en el que se espera, con algo de suerte, encontrar al pequeño Émile.
El recuerdo de Madeleine McCann
Al pensar en la desaparición de Émile, es imposible no pensar también en el caso de Madeleine McCann, la niña británica de 4 años que desapareció en 2007 en Praia da Luz, Portugal. En ambos casos, los niños desaparecieron encontrándose cerca de su familia: la casa de los abuelos de Émile acogía una reunión familiar de 10 personas, mientras que Madeleine estaba durmiendo en la habitación del hotel donde veraneaban sus padres, que se encontraban tomando algo con unos amigos en el bar del hotel.
El pasado mes de mayo, la policía portuguesa reactivó la investigación del caso Madeleine, buscando nuevas pistas en un embalse que frecuentaba Christian Brückner, el principal sospechoso por la desaparición de Madeleine. El ciudadano alemán, que cumple pena en prisión por varios delitos sexuales, se encontraba en los alrededores de Praia da Luz la noche de la desaparición. Pese a la reactivación de la investigación, todavía no se han alcanzado nuevas conclusiones.
En ambos casos se han movilizado una gran cantidad de recursos para resolver un caso del que se partía con muy pocas pistas. 15 años después, el caso de Madeleine sigue sin resolverse, aunque aún se mantiene la esperanza de averiguar qué le ha sucedido al pequeño Émile.
