medicina

El medicamento que podría frenar el envejecimiento: un descubrimiento por sorpresa

Un medicamento podría ayudar a ralentizar el envejecimiento, según han comprobado expertos.

Jeff Bezos dice que la regla de la hora lo hace más inteligente y la neurociencia le ha dado la razón

ondacero.es

Madrid |

El medicamento que podría frenar el envejecimiento: un descubrimiento por sorpresa
El medicamento que podría frenar el envejecimiento: un descubrimiento por sorpresa | Pexels

La ciencia está en un continuo avance hacia la mejora de la calidad de vida y el retraso del envejecimiento. Al igual que algunos magnates que invierten ingentes cantidades de dinero en la búsqueda de ese freno al efecto del tiempo en el organismo humano. Ahora, un descubrimiento inesperado ha abierto la puerta a una posible revolución en ese sentido.

Un medicamento llamado rapamicina, cuyo principal uso es para la prevención del rechazo de órganos en pacientes trasplantados, ha mostrado un potencial para frenar el envejecimiento y prevenir enfermedades relacionadas con la edad. Este hallazgo, que surge de estudios recientes, podría representar un avance revolucionario en el campo de la longevidad.

¿Qué es la rapamicina?

La rapamicina, también conocida como sirolimus, es un inmunosupresor utilizado principalmente en pacientes con trasplantes renales para evitar el rechazo del órgano. Ahora, investigadores han observado que este medicamento tiene efectos sobre el proceso de envejecimiento. Su acción principal radica en inhibir la vía de señalización mTOR, un mecanismo celular clave en la regulación del crecimiento y el envejecimiento celular.

La clave: la vía mTOR

La vía mTOR es esencial para el crecimiento y la proliferación celular, pero también juega un papel fundamental en el proceso contrario, la senescencia celular, el proceso por el que las células dejan de dividirse y comienzan a deteriorarse. Este proceso contribuye al envejecimiento y a la aparición de enfermedades relacionadas con la edad, como el Alzheimer y enfermedades cardiovasculares. La rapamicina, al inhibir esta vía, ha demostrado en estudios con animales que puede extender la vida útil de estos y mejorar la salud en general.

Aunque gran parte de los estudios sobre la rapamicina se han realizado en animales, los resultados son prometedores. En modelos de laboratorio con ratones, la rapamicina no solo ha logrado aumentar la longevidad, sino que también ha mejorado la salud metabólica y ha reducido la inflamación crónica, un factor clave en el envejecimiento. Sin embargo, los estudios en humanos todavía son limitados y se requiere más investigación para confirmar estos efectos en personas.

Un estudio publicado en The Lancet Healthy Longevity ha informado sobre los posibles beneficios de la rapamicina en humanos. El estudio apunta a que este medicamento podría mejorar la función inmunológica y cardiovascular en personas mayores o con enfermedades relacionadas con la edad. Y no solo eso, también hay mejoras en la salud de la piel, uno de los indicadores más visibles del envejecimiento.

Hay que esperar

A pesar de estos hallazgos alentadores, la rapamicina no ha sido aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para su uso como tratamiento antienvejecimiento. Lo califican como "uso fuera de indicación", lo que impide que sea prescrita por médicos para ese uso, ya que serían responsables de posibles efectos secundarios.

Los expertos advierten que este medicamento no debe ser utilizado sin supervisión médica estricta. Aunque los efectos adversos detectados son generalmente leves o moderados, se han apuntado aumentos en infecciones y niveles elevados de colesterol en personas mayores. Asimismo, no es recomendable para aquellos que ya están tomando otros medicamentos inmunosupresores.

El descubrimiento del potencial de la rapamicina para frenar el envejecimiento es prometedor, pero aún queda un largo camino por recorrer antes de que este medicamento pueda ser considerado una solución generalizada para prolongar la vida humana. Se requieren más estudios clínicos en humanos para determinar los efectos a largo plazo, las dosis óptimas y los posibles riesgos asociados.