Del estudio, que analiza también la estigmatización de las personas sin hogar y con discapacidad intelectual, se desprende que 1 de cada 4 personas asegura convivir con una persona con problemas de salud mental y la mayoría de la muestra analizada (64%) conoce en su entorno a una personas afectada. Datos que deberían llevar a reflexionar sobre la estigmatización porque tarde o temprano nos terminará afectando a todos.
La salud mental es un problema del que ya no se evita hablar. De hecho, más del 96% de los participantes no ha mostrado rechazo a hacerlo. Sin embargo, el lenguaje estigmatizante y poco inclusivo hace que se confunda trastorno mental y discapacidad intelectual.
En el caso de los medios de comunicación, el 68% de la muestra considera que habría que informar del diagnóstico cuando la persona comete un delito, pero esta información vulneraría en la mayoría de los casos las leyes de protección de datos.
El 78% de los encuestados pide mayor información y mayores campañas sobre el abordaje de la salud mental. El estudio pone como ejemplo que mientras el número de suicidios permanece constante, las intervenciones dirigidas a la reducción de fallecimientos por accidentes de tráfico han resultado efectivas lo que haría razonable pensar en campañas para los trastornos mentales.
Trabajos que más estigmatizan a las personas
La mitad de la población no tendría relación con una persona con problemas de salud mental pero el 67% sería partidario de tener un centro de salud mental en su barrio. Por otro lado, el 65% de las personas entrevistadas rechaza vivir con una persona con trastorno, al 40% no le gustaría que sus hijos tuvieran relación con enfermos mentales y uno de cada 3 no estaría dispuesto a entablar una relación de amistad.
Las profesiones que más estigmatizan a las personas con problemas mentales: cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, administraciones de justicia y sanitarios. Las más benevolentes: trabajadores sociales, voluntarios y profesionales de la enseñanza.