Una investigación de la Universidad de Roehampton, Reino Unido, liderada por el profesor Lewis Halsey y su equipo ha identificado que existe una temperatura crítica superior para los seres humanos. Actualmente, el equipo está ampliando investigación adicional para explicar este aumento en los costos metabólicos de energía a altas temperaturas.
Los científicos han descubierto que la tasa metabólica en reposo, una medida de cuánta energía consume el cuerpo humano para mantenerse en funcionamiento y poder realizar las funciones vitales, es mayor cuando las personas están expuestas a condiciones calurosas y húmedas. "Se ha realizado mucho trabajo sobre el rango de temperaturas para tener tasas metabólicas mínimas y, por lo tanto, un gasto de energía bajo. Sin embargo, hay mucha menos información disponible para los seres humanos cuando se consideran los límites superiores de nuestra zona neutral térmica", dice Halsey.
Comprender las temperaturas en las que comienzan a aumentar las tasas metabólicas humanas y cómo varían entre las personas puede proporcionar "conocimientos fundamentales sobre cómo reaccionamos ante ambientes subóptimos y cómo lo 'óptimo' difiere entre personas con diferentes características", explican.
El aumento en la temperatura exterior activa gradualmente los mecanismos del cuerpo para combatir ese calor como son la sudoración, la vasodilatación, la sensación de sed o la hiperventilación en el caso de aumento de temperatura.
La temperatura que es excesiva
La conclusión es que la temperatura crítica superior para los humanos que se sitúa a partir de los 40 °C, temperatura a partir de la cual aumenta exponencialmente el costo de energía metabólica y los mecanismos de compensación de los que dispone el organismo empiezan a dejar de ser efectivos.
En el estudio han participado 13 personas, de entre 23 y 58 años, de los cuales siete fueron mujeres. Todas descansaban en una sala en la que se aumentó la temperatura progresivamente desde los 28 grados durante una hora y con un grado de humedad controlado.
Cada participante estuvo expuesto a cinco condiciones de temperatura durante una hora mientras descansaba en una habitación en la que se iba subiendo la temperatura, con un grado de humedad controlado, y se iban observando los efectos y las modificaciones en el organismo.
"Encontramos cambios considerables en las respuestas de la función cardíaca al calor entre diferentes categorías de personas, siendo el más novedoso entre los sexos", subrayó Halsey. "Es decir, en promedio, hombres y mujeres muestran algunas diferencias clave en sus respuestas cardiovasculares al calor", añade detallando que el cuerpo de las mujeres reacciona peor ante las altas temperaturas.