En ocasiones, puede que nuestra relación con la comida resulte algo complicada. Mucha gente podría describir ciertos alimentos como el chocolate, el queso o las patatas fritas como "placeres culpables"
Lauren Armstrong es dietista registrada y entrenadora de nutrición personal y señala que "su objetivo es ayudar a las personas a eliminar la culpa de su relación con la comida". Por ello, su regla principal es "dejar de categorizar los alimentos como buenos o malos. En su lugar, es mejor practicar el control de las porciones y pensar en los alimentos como una fuente de combustible para el cuerpo", explica a la CNBC.
Esta regla de Armstrong es una herramienta muy útil y que rebajará el estrés de las personas que tienen en su dieta "placeres culpables", ya que permite que focalices tu atención. Es decir, toma porciones de los alimentos que te gustan y disfruta el placer de comerlos y no en lo que no debes comer.
Ten en cuenta que si tienes problemas de salud graves debes consultar primero con tu médico.
La importancia de establecer porciones de los alimentos
Una gran parte de comer con moderación es el tamaño de las porciones, y si es posible, incluir ingredientes más naturales y de mayor calidad.
Teniendo en cuenta esas dos recomendaciones, hay varias formas saludables y deliciosas de disfrutar estos alimentos considerados por muchos como "placeres culpables":
- Fruta cubierta de chocolate: las frutas cubiertas de chocolate pueden satisfacer un antojo dulce y brindarte un impulso extra de nutrientes. En particular, las bayas (como las fresas, los arándanos y las frambuesas) contienen fibra, polifenoles y antioxidantes, y comer más de ellas puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco y diabetes tipo 2. Un ejemplo de receta sería hacer de arándanos bañados con chocolate amargo para tomarlos como un postre o un refrigerio dulce.
- Bolsas individuales de patatas fritas: al abrir una bolsa grande de patatas fritas, podemos no identificar qué es una sola porción. Un truco sería comprar mini bolsas de papas fritas, ya que generalmente están perfectamente divididas para ser una sola porción.
- Comer queso estratégicamente: a todos nos han engañado haciéndonos pensar que el queso es malo para nosotros, pero en realidad no es el caso. El queso es salado y puede tener un alto contenido de grasa, pero también contiene importantes vitaminas y minerales, como las Vitaminas A, B6, B12, D y K, el calcio, el potasio, el zinc y el magnesio.
Según la Asociación Estadounidense del Corazón, es recomendable consumir 3 tazas de productos lácteos sin grasa o bajos en grasa al día. Puede ser leche, yogur y queso.
Una forma de incorporar el queso en tu dieta es rallar un poco de queso sobre la pasta o ensalada en la cena, tomar queso en tiras como refrigerio o mezclarlo con los huevos del desayuno.
- Comparte o divide cuando salgas a cenar: comer con otras personas es la oportunidad perfecta para practicar la moderación y de ponernos a prueba. Compartir una hamburguesa con queso y papas fritas, una pizza o un helado puede ofrecer a ambas personas la satisfacción de disfrutar de una comida satisfactoria.
También puedes aplicar este consejo si cenas solo. Puedes comer la mitad del plato principal y llevarte la otra mitad a casa en un recipiente para llevar.