Psicología

Cómo dejar de complacer a los demás (y seguir siendo amable)

El impulso de complacer a los demás puede ser perjudicial para nosotros mismos y, potencialmente, para nuestras relaciones.

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Madrid |

Salud mental
Salud mental | Pixabay

Complacer a los demás e intentar agradar no es ningún delito, y menos si actúas así con personas a las que aprecias, pero, generalmente, complacer a los demás va más allá de la simple amabilidad. Ser complaciente implica modificar o alterar palabras y comportamientos en beneficio de los sentimientos o reacciones de otra persona.

De esta manera, es posible que te esfuerces por hacer cosas por las personas en tu vida, en función de lo que supones que quieren o necesitan. El problema viene cuando renuncias a tu tiempo y energía para agradar a los demás.

El impulso de complacer a los demás puede ser perjudicial para nosotros mismos y, potencialmente, para nuestras relaciones cuando permitimos que los deseos de otras personas tengan más importancia que nuestras propias necesidades.

Señales de que eres una persona complaciente

  • Tienes baja autoestima.
  • Tienes miedo al rechazo.
  • Te cuesta decir “no”.
  • Necesitas agradar a los demás.
  • Te disculpas o aceptas las faltas cuando no tienes la culpa.
  • Aceptas rápidamente, incluso cuando no estás realmente de acuerdo.
  • Te cuesta saber cómo te sientes realmente.
  • Eres generoso.
  • No tienes tiempo libre.
  • Las discusiones y los conflictos te afectan profundamente.

Consecuencias de ser complaciente

Complacer a los demás no es inherentemente negativo, pero tratar de ganarte la consideración de los demás descuidando tus propias necesidades y sentimientos no es positivo. En cierto modo, estás fingiendo. Además, puede perjudicarte a ti y a tus relaciones:

  • Desarrollas resentimiento hacia los demás.
  • Notas que la gente se aprovecha de ti.
  • Tus relaciones dejan de satisfacerte.
  • Experimentas estrés y agotamiento.
  • Tus parejas o amigos se frustran contigo.

Cómo superar ser una persona complaciente

Si quieres romper con el patrón de complacer a los demás, reconocer cómo se manifiestan estos comportamientos en tu vida es un buen primer paso. Aumentar la conciencia sobre las formas en que tiendes a complacer a los demás puede ayudarte a comenzar a hacer cambios.

  • Muestra amabilidad cuando lo dices en serio: antes de ofrecer ayuda, considera tus intenciones y cómo te hará sentir el acto. ¿La oportunidad de ayudar a otra persona te trae alegría? ¿O te sentirás resentido si el acto no es correspondido?
  • Practica ponerte a ti mismo en primer lugar: necesitas energía y recursos emocionales para ayudar a los demás. Si no te cuidas a ti mismo, no serás capaz de hacer nada por nadie más. Poner tus propias necesidades en primer lugar no es egoísta, es saludable.
  • Aprende a establecer límites: establecer límites saludables es un paso importante para superar las conductas de complacer a los demás.
  • Espera hasta que te pidan ayuda: La próxima vez, desafíate a ti mismo a esperar hasta que alguien te pida ayuda explícitamente.

    Si tu pareja se pone a despotricar sobre lo horrible que es su jefe, por ejemplo, demuéstrale cuánto te importa escuchándola en lugar de enumerar consejos para lidiar con la situación. Es posible que desee empatía y validación más que cualquier otra cosa.

  • Habla con un terapeuta: no siempre es fácil romper patrones de larga duración por ti mismo, especialmente aquellos que se forman en la infancia o como resultado de un trauma.