Cinco funcionarios adscritos a ese organismo del Ministerio de Justicia en Canarias y en Madrid publican en el último número de la revista de la Asociación Española de Toxicología las circunstancias en las que murió en febrero de este año un empresario belga al que drogaron en un local nocturno de Playa del Inglés, en el sur de Gran Canaria, y cuya muerte se debió a la ingestión de escopolamina.
El trabajo relata un caso cierto, el que sufrieron dos hombres este invierno en el sur de Gran Canaria: un varón de 45 años y otro de 55 que se sintieron muy mal tras tomar unas copas en un local. Los dos presentaron síndrome anticolinérgico, midriasis y agitación psicomotriz. Los médicos consiguieron intervenir a tiempo con el primero de ellos, pero el segundo falleció.
El superviviente relató a los investigadores que habían bebido alcohol, pero que no habían tomado droga alguna, lo que hizo sospechar de que alguien les dio burundanga para desvalijarlos. La autopsia del fallecido, las muestras biológicas y el contenido de una bolsa con una sustancia blanca que se logró incautar sirvieron para establecer que habían sido drogados con escopolamina.