Fuentes jurídicas han informado a Efe de que la Sala ha fijado seis sesiones para la vista oral, por lo que el juicio comenzará el próximo 5 de noviembre y finalizará el día 12 del mismo mes. Se trata de uno de los juicios más mediáticos del año judicial en Madrid por los hechos que se juzgan y la elevada pena que pide la Fiscalía, si bien todo apunta a que se celebrará a puerta cerrada, como sucede estos días con la vista del caso Valdeluz.
La Fiscalía le acusa de catorce delitos de abusos sexuales a menores, cuatro de abusos sexuales a mayores, siete de elaboración de pornografía infantil y otros tres continuados, más dos delitos de descubrimiento de secretos (art 197.1 y 5) y otros seis más (solo el art 197.1).
Pero precisa en su escrito que el máximo de cumplimiento efectivo no podrá exceder de los 20 años de cárcel, a lo que habría que descontar el tiempo que lleva el acusado en prisión provisional, desde el 29 de septiembre de 2016. De hecho, las fuentes explican que deberá celebrarse una vistilla sobre la prórroga extraordinariade la prisión provisional puesto que el plazo máximo es de dos años -vence en septiembre- pero se puede ampliar otros dos años más.
Al margen de las penas de prisión, el Ministerio Público solicita la medida de libertad vigilada una vez salga de prisión, la obligación de participar en programas de educación sexual y la prohibición de ejercicio de profesión u oficio con menores durante diez años.
También pide que se le prohíba acercarse a menos de 500 metros de los domicilios, lugares de trabajo, centros de estudios o lugares que frecuenten las víctimas así como comunicarse con ellos por cualquier medio durante otros diez años, además de una multa de 12.600 euros.
Igualmente, solicita una indemnización global de 70.000 euros en concepto de responsabilidad civil, que van de los 1.000 a los 6.000 euros dependiendo del caso, una cantidad que el exprofesor ya ha consignado ante el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Collado Villalba (Madrid).
Según el relato del fiscal, entre el 7 de julio de 2013 y el 28 agosto de 2016, el acusado "con ánimo libidinoso y con el objetivo de satisfacer sus deseos sexuales" elaboró pornografía infantil a partir de imágenes que tomaba a los menores, principalmente, mientras dormían, a quienes también realizaba tocamientos.
El acusado se servía de teléfonos móviles, cámaras ocultas, relojes espía y otros aparatos para tomar sus imágenes y de sus conocimientos adquiridos sobre la melatonina y las distintas fases del sueño hasta el punto de que en los registros, los investigadores hallaron búsquedas en Internet que decían "como tocar a alguien mientras duerme" o "fase del sueño en que no sentimos nada".
También encontraron 55 cápsulas de melatonina y gran cantidad de archivos con las imágenes que elaboraba el exprofesor, que solía actuar durante los campamentos de verano, en salidas organizadas por el centro escolar en las que había que pernoctar, en algunos viajes a la India e, incluso, en el interior del cuarto de baño de sus estancia en el Colegio Maravillas donde instaló una cámara oculta.