Llega el verano y con él las vacaciones de muchos españoles. Una época en la que dejamos nuestra casa durante un largo periodo de tiempo. Por ese motivo, es aconsejable llevar a cabo una serie de pautas de seguridad. No solo en lo que al hogar se refiere sino también en cuanto a los alimentos que tenemos conservados en casa.
En concreto, los del congelador. A priori es un método excelente de conservación para la mayorías de alimentos pero existe un problema. Si nos vamos de casa un periodo prolongado, hay riesgo de que hubiera un apagón puntual o que deje de funcionar y se rompa la cadena del frío.
Consumir productos que han roto la cadena de frío puede conllevar riesgos para la salud debido a la proliferación de bacterias y otros microorganismos que pueden causar enfermedades. Aquí están algunos de los riesgos asociados con el consumo de alimentos que han roto la cadena de frío:
- Multiplicación de bacterias: Cuando los alimentos se mantienen a temperaturas superiores a las recomendadas, las bacterias pueden multiplicarse rápidamente. Esto aumenta el riesgo de intoxicaciones alimentarias causadas por bacterias como Salmonella, Escherichia coli (E. coli), Campylobacter y Listeria, entre otras.
- Toxinas bacterianas: Algunas bacterias, como la bacteria Clostridium botulinum, pueden producir toxinas en condiciones de temperatura inadecuada. Estas toxinas pueden ser peligrosas e incluso letales si se consumen en alimentos contaminados.
- Cuando los alimentos se someten a fluctuaciones de temperatura debido a la ruptura de la cadena de frío, su calidad y frescura se ven afectadas. Pueden experimentar cambios en textura, sabor, color y aroma, lo que hace que sean menos apetitosos y agradables al paladar.
- Los niños pequeños, las personas mayores, las mujeres embarazadas y aquellos con sistemas inmunológicos debilitados son más susceptibles a las enfermedades transmitidas por alimentos. Consumir alimentos que han roto la cadena de frío representa un mayor riesgo para estos grupos.
Por qué dejar un vaso de agua con una moneda en el congelador
Un sencillo truco para asegurarnos de que los alimentos no han roto la cadena del frío es dejar en el congelador un vaso con agua previamente congelada y encima una moneda. De esta forma, si el electrodoméstico hubiera dejado de funcionar por un periodo, la moneda se hundiría. En caso de un apagón, el congelador volvería a funcionar y no nos habríamos enterado de que los alimentos han roto la cadena del frío. Por eso, el dejar la moneda es un indicativo de lo que ha sucedido. Si la encontramos dónde la dejamos, todo está perfecto pero si está congelada en el fondo del vaso es que se rompió la cadena del frío y posteriormente todo el contenido se volvió a congelar. En ese caso debemos desechar todos los alimentos por seguridad.
