A la hora de comer, el orden en que ingerimos los alimentos tiene trascendencia en nuestro cuerpo, tal y como defiende un nutricionista. Por tradición, herencia o costumbre, es muy habitual por ejemplo en el desayuno seguir un orden establecido. Primero el zumo, después algún alimento sólido como una tostada y acompañando el café. Puede parecer que alterar ese guion no tiene efecto pero según Edwin Fernández Cruz, coordinador académico de la Universidad Internacional de La Rioja, sí.
Y para entenderlo, hay que acudir a un elemento clave en la saciedad. La fibra de los alimentos. El nutricionista explica la importancia de comenzar las comidas con los alimentos con más fibra ya que nos hará sentir antes la sensación de saciedad y por tanto habrá un mayor control de la cantidad que comemos.
Qué sucede si hacemos lo contrario, empezar con los alimentos más pobres en fibra. El hambre desaparecerá de forma más lenta por tanto al no sentirnos llenos las posibilidades de ingerir más cantidad aumenta notablemente.
Entre los beneficios de la fibra, además de la mencionada sensación de saciedad, está su papel para mantener un índice glucémico correcto (nivel de azúcar en sangre, tiene efectos positivos en el colesterol y nos ayuda en el tránsito intestinal. Su encuentra principalmente en verduras, frutas enteras (no zumos) y en granos integrales. Además las legumbres también nos ayudan en ese necesario aporte.
Por tanto, en un desayuno en el que tenemos un zumo de naranja, una manzana, una tostada integral y café, el nutricionista propone empezar con la tostada, seguir con la pieza de fruta, pasara después al café y terminar con el zumo ¿Por qué el zumo al final? Cuando de una naranja sacamos su zumo, no aprovechamos la fibra que se queda en la pulpa que hemos desechado. Sin embargo, si estaríamos consumiendo todos los azúcares naturales que nos proporciona la naranja.
Otra opción que propone es empezar, por ejemplo una merienda, con frutos secos que también van cargados de fibra. Ya después comer otro tipos de alimento como la fruta o algún lácteo. La ingesta diaria recomendada de fibra para adultos de entre 19 y 50 años de edad es de 38 gramos al día para hombres y 25 gramos al día para mujeres. En la información nutricional de los productos encontrarás la cantidad de fibra que contiene por cada 100 gramos.