Liz tiene cuatro hijos y para prepararlos para ir al cole cada mañana antes de entrar al trabajo a las 9:00h necesita hasta 3 horas.
Comienza hablando del momento de despertar a estos "cuatro pequeños seres humanos dormilones" y de las cinco camas que ha tenido que hacer, una de ellas dos veces.
En los siguientes párrafos detalla la pesada lista de tareas que realiza cada mañana, en la que incluye vestir a los niños, recordarles lavarse los dientes, apagar la televisión, dar de comer al perro, llevar a los niños a dos colegios diferentes y hacer la colada.
De hecho, el esfuerzo físico que hace por las mañanas llega a tal límite que, de acuerdo a los datos de su reloj de fitness, camina más de tres kilómetros.
Concluye explicando que con la publicación no pretende buscar la empatía de la gente, sino contestar a aquellos que dicen que puede "entrar con calma" al trabajo cada día.