A sus 16 años María Luz López ayudó a crear la agrupación de voluntarios de Protección Civil de su localidad. Al poco tiempo, y tras dedicarse de forma interesada a ayudar a sus vecinos, decidió bajarse de la ambulancia para seguir aportando en el ámbito de las emergencias pero esta vez con una compañía muy especial: los perros de rescate.
Hoy Mari Luz lleva 25 años como voluntaria en la Escuela Española de Salvamento y Detección con Perros (ESDP), prácticamente desde sus inicios, donde desarrolla su labor como guía canino e instructora. Por sus manos han pasado más de 2000 alumnos (4000 si sumamos a sus compañeros de cuatro patas) que ahora contribuyen a salvar vidas desde diferentes servicios de emergencia distribuidos por todo el mundo.
Aunque su dedicación laboral está relacionada con el desarrollo de software, cuando se pone su uniforme Mari Luz, como la llaman sus compañeros, es una experta en el trabajo con perros de búsqueda para localizar a víctimas en las situaciones más complicadas.
López recuerda con especial dureza el trabajo de los guías de la ESDP en la mayor catástrofe natural de los últimos 25 años ocurrida en España: la riada que arrasó el camping Las Nieves en 1996 y que dejó 87 muertos y más de 180 heridos. Posteriormente, ha formado parte de los contingentes que la ESDP ha desplegado en Ecuador, Argelia o Marruecos, siempre a requerimiento de las autoridades competentes y como parte de los equipos internacionales.
Con este “bagaje” en el mundo del voluntariado en emergencias, Mari Luz ha aprovechado el Día Internacional de la Mujer para reivindicar “que nadie te diga que, como mujer, no puedes”.
Mari Luz y sus compañeras comparten sin complejos su pasión por las emergencias en un sector muy masculinizado en el que no siempre es fácil abrirse paso. Sin embargo, su profesionalidad, su vocación de servicio y su trabajo son las mejores pértigas para saltar los obstáculos y hacer lo que mejor saben hacer junto a sus compañeros caninos: salvar vidas y ayudar a que otros las salven.