La aparición de serios síntomas en algunas personas que acababan de recibir la vacuna contra la COVID-19, especialmente de la compañía británico sueca AstraZeneca, hicieron saltar las alarmas en numerosos países de Europa y del resto del mundo.
Aunque en un primer momento no se pudo confirmar la relación entre la vacuna y la aparición de trombos como un posible efecto secundario, varios gobiernos decidieron detener el suministro de esta solución.
Ante esta incertidumbre creada en las últimas semanas, miles de personas no han acudido a su cita para vacunarse en los diferentes puntos establecidos en toda España.
Sin embargo, las voces de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y de la comunidad científica van al unísono: las vacunas son seguras y su beneficio es mucho mayor que el riesgo que puedan entrañar. Y es más, solo la vacunación masiva de la población reducirá el número de ingresos y fallecimientos provocados por este coronavirus.
Para reforzar esta idea, varios profesionales sanitarios e investigadores han lanzado mensajes a través de las redes sociales para mostrar datos que apoyan la eficacia de las vacunas.
Una de estas publicaciones ha sido la infografía elaborada por la doctora María Leonor Ramos, que se ha vuelto viral al comparar el número de trombos que puede ocasionar la vacuna de AstraZeneca (cuatro por cada millón de vacunados) con otros hábitos como fumar (1.773 trombos por cada millón) o incluso con la probabilidad de sufrir esta patología tras contagiarse con la COVID-19 (165.000 por millón).
Desde la Sociedad Española de Inmunología (SEI) también insisten en hacer un llamamiento a la tranquilidad y piden a la gente que sigan vacunándose. La doctora Yvelise Barrios, médico especializada en inmunología del Hospital Universitario de Canarias y vocal de la SEI, ha participado en el programa De cero al infinito para hablar sobre este tema.
Pregunta.- Doctora, me gustaría empezar por el principio: ¿Qué es un trombo y qué consecuencias puede tener?
Respuesta.- Un trombo se produce cuando la circulación sanguínea se ve afectada y normalmente suele suceder porque hay problemas de arterioesclerosis, como el famoso colesterol. Una serie de elementos se van acumulando en las paredes de las arterias, que se van haciendo cada vez más estrechitas y, al final, o acaban bloqueando ese lugar o, a veces, se forman en sitios lejanos, viajan por el torrente sanguíneo e impactan donde la circulación es más pequeña, por ejemplo en el cerebro, bien porque la circulación puede ser más lenta o por el pequeño diámetro de las arterias.
Las consecuencias que tiene es que deja de llegar sangre a los sitios distales donde se ha producido el trombo. Si tenemos una arteria cerebral, por ejemplo, el territorio al que debería llegar esta arteria deja de recibir sangre, produciéndose un infarto (cerebral) y esa zona muere. Dependiendo de la situación de la zona y de otros factores, las consecuencias son más o menos graves.
"En medicina siempre nos movemos en el principio de beneficio - riesgo"
P.- El riesgo cero no existe. Cada vez que tomamos un medicamento, aunque sea común como un analgésico o un antiinflamatorio, asumimos ese riesgo. que viene reflejado en el prospecto y que podría provocar una patología seria, incluso grave.
R.- Efectivamente. Eso es porque en medicina siempre nos movemos en el principio de beneficio - riesgo. Se supone que nosotros asumimos un riesgo determinado por el cual tomamos medicaciones que tienen una serie de efectos adversos, especificados siempre en las fichas técnicas en función de su frecuencia, y nosotros como pacientes creo que debemos empoderarnos y aprender que nuestras decisiones tienen consecuencias. Tenemos que aprender a vivir con esto.
Desde el punto de vista médico, en los casos de los trombos asociados a las vacunas, son unas trombosis muy concretas que podrían tener un mecanismo inmunológico porque se puede formar un antígeno nuevo, una proteína nueva para el sistema inmune y se podría generar una respuesta frente a estos.
Son casos extremadamente raros en comparación con lo que ustedes comentaban. Sobre todo con un dato brutal como es el de la toma de anticonceptivos orales que producen trombos en muchísima mayor frecuencia que la que aparentemente la población tenía conocimiento hasta ahora.
Entonces yo creo que nuestra labor es informar y que las personas tomen las decisiones. Nuestra recomendación como médicos, evidentemente, es vacunarnos porque es infinitamente más beneficioso que no hacerlo.
P.- No hablemos, por ejemplo, de algo que muchos hemos sufrido en alguna ocasión como es una intervención quirúrgica con anestesia general. Eso tiene muchísimo más riesgo y si el médico te dice que te tienen que intervenir tú no lo dudas.
R.- Exactamente. Yo creo que aquí se ha mezclado un poco el seguimiento con lupa que estamos haciendo de las vacunas. Porque todos los días, si te vas a hacer cualquier procedimiento, te ponen un consentimiento informado delante donde el médico te resume brevemente las probabilidades de todas las cosas que pueden suceder durante ese procedimiento. Hasta una simple colonoscopia que se hacen cientos en cada sitio y en cada día.
Entonces yo vuelvo a lo mismo. Debemos estar informados. Las autoridades del medicamento europeas no han prohibido la vacuna, la han autorizado, para eso se han hecho unas pruebas de seguridad y eficacia. Las vacunas son seguras, sobre todo salvan de los casos graves de COVID-19 que no se han registrado en población vacunada.
Los profesionales debemos estar al tanto de todas estas pequeñas cuestiones que están surgiendo, tenemos que saber cómo tratarlas, estar pendientes de que las personas puedan sufrir este tipo de eventos extremadamente raros porque así podremos tratarlos mejor y que las consecuencias, además, sean menos graves que las que desafortunadamente han tenido algunos de los casos hasta el momento. Es muy importante la información para prevenir.
P.- Muchos hemos tenido que pasar por una intervención quirúrgica. En mi caso me pasaron ese consentimiento y dije "¿Perdón, dónde tengo que firmar?" Porque yo no me lo pienso leer. Creo que es un miedo innecesario y yo sabía que por el quirófano tenía que pasar sí o sí.
R.- Claro, lo que pasa es que esta actitud un poco paternalista en la medicina hace tiempo que la llevamos abandonando. Antiguamente nadie te explicaba lo que te iba a pasa en quirófano, el médico casi ni te explicaba lo que tenías y procedía según tu máximo beneficio pero decidía el. En la medicina moderna, nosotros lo que hacemos es compartir estas decisiones con los pacientes, explicarles sus patologías, cómo mejorar su estilo de vida y empoderarlos porque creemos que es la mejor manera de que las personas se involucren en su estado de salud, en conservarlo, y que también sean conscientes de las consecuencias que tienen las enfermedades que les afectan, que a veces no se pueden prevenir y simplemente hay que resignarse y tener resiliencia, eso que es tan escaso en esta sociedad hoy en día. Tenemos que darnos cuenta de que las situaciones a veces no son las más óptimas y no van como uno pretende que vayan, pero tenemos que aprender a sobrellevarlas y a seguir adelante.
En este caso nos hemos quedado perplejos al ver cómo ha afectado a las decisiones de miles de personas que han rechazado vacunarse. Yo espero que el sentido común, el que nos escuchen a los profesionales que les estamos contando los datos tal cual son, ayuden a las personas a que se decidan por la mejor decisión que es vacunarse. Tenemos que vacunarnos los más posibles. La vacuna buena es la vacuna puesta.
P.- Pese a la evidencia científica que nos está comentando, parece efectivamente que está en el aire si las personas que ya han recibido la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca van a recibir la segunda dosis o se están valorando otras serie de medidas. Parece ser que hay países que han dicho que no la van a poner pero hay otros que nos lo estamos pensando. ¿Qué cree que pasará o qué cree que debería pasar con estas personas que deberían recibir la segunda dosis?
"Si estamos diciendo que necesitamos estudios para la seguridad y eficacia de las vacunas, también las necesitamos para sus combinaciones"
R.- Nosotros la semana pasada, cuando se dio este problema con AstraZeneca y cambiaron el rango de edad, nos reunimos en la Junta Directiva de la SEI precisamente para lanzar, primero, un mensaje de tranquilidad a aquellas personas que se han vacunado y que están por debajo del rango de edad para recibir la segunda dosis, para decirles que han hecho bien, que solamente una dosis ha demostrado en los estudios que manejamos una protección contra COVID grave de forma brutal. No hay casos de COVID grave en población vacunada con AstraZeneca según los datos que nos llegan desde Reino Unido.
Por lo tanto, el primer mensaje es que si tienes una dosis vas a estar protegido y confiamos en que de aquí a que pase el intervalo entre dosis (doce a quince semanas) podamos tener más evidencias para saber si podemos poner esta segunda dosis que nosotros, a día de hoy, recomendamos puesto que los ensayos para hacer combinaciones de vacunas todavía no se han realizado. Este mecanismo de vacunación, de inmunización, que se conoce de forma científica como heteróloga, utilizar una vacuna primero y otra después, en modelos experimentales se ha visto que es una aproximación que puede funcionar pero como todo en ciencia hasta que no se prueba y no tengamos resultados de ensayos no podemos avalar este tipo de estrategias que algunos países han decidido adoptar sin este tipo de estudios.
Si estamos diciendo que necesitamos estudios para la seguridad y eficacia de las vacunas, también las necesitamos para este tipo de combinaciones.
Nuestra propuesta es esperar a tener esos resultados en caso de decidir la combinación de vacunas o, simplemente, dar la segunda dosis puesto que en estos casos no se han visto este tipo de efectos pero también es verdad que se han puesto muchísimas menos segundas dosis que primeras por la estrategia de Reino Unido de priorizar las primeras inmunizaciones.
P.- No parece muy lógico andar haciendo experimentos sobre la marcha, ¿no?
R.- Es lo que comentábamos en el comunicado. Para hacer estas combinaciones, que se pueden hacer con modelos experimentales y funcionan bien porque evitas también la respuesta inmune frente al adenovirus o el virus que utilices para vacunar, hay que demostrarlo y una vez que tengamos los datos seguir adelante con esta estrategia o no.
P.- Alguna comunidad autónoma se está planteando seriamente el hecho de dictaminar la orden de vacunación para toda la población. ¿Sería partidaria de la vacunación obligatoria o no?
R.- Yo no soy partidaria de la vacunación obligatoria. Yo creo que hay que convencer a las personas con datos. Los números van a favor de la vacunación de forma absolutamente clara y las personas tienen que entender que deben vacunarse por su bien, por el bien de la sociedad y porque es la única vía que tenemos a día de hoy puesto que, además, no existe ningún tratamiento efectivo frente a la COVID, que produce muchísimos más trombos que la vacunación.
Y debemos dar un mensaje a las personas que dicen "yo paso la enfermedad y si me contagio, pues ya está". Sabemos a día de hoy que desgraciadamente tenemos un fenómeno de COVID larga, long COVID, como se ha acuñado este término, donde vemos secuelas que van desde gravedad media a alta en individuos que han pasado la enfermedad y no sabemos cuáles son las características de las personas que sufren estas secuelas.
Yo creo que a día de hoy la apuesta por vacunarse sigue siendo infinitamente superior a la de asumir los riesgos por infectarse y, desde luego, porque no sabemos cuáles son las circunstancias para que la enfermedad vaya a mejor o a peor.
P.- Sobre la organización de la campaña de vacunación en los diferentes puntos, hay que reconocer la enorme labor que están realizando los profesionales.
R.- Es una campaña tremendamente complicada por el número de personas que tenemos que vacunarnos, así que es verdad que debemos dar las gracias porque el esfuerzo que se está haciendo es enorme.
P.- Para terminar y ya que contamos con usted, los médicos especialistas en inmunología también han sido claves en esta pandemia y sobre todo ahora con la aparición de las vacunas. Parece que la inmunología se ha convertido en la clave para hacernos resistentes a este virus.
R.- Siempre hemos sido una especialidad muy discreta a pesar de que llevamos muchos años en los hospitales y ahora, con la COVID, parece que todo el mundo quiere saber de inmunología y nosotros nos congratulamos por esto. Y animamos a las generaciones que vengan para que se formen en inmunología porque es una especialidad, para mí, preciosa. Yo la elegí cuando no había nadie en promociones previas ni en promociones posteriores a la mía que se dedicasen a la inmunología y cada día tiene más sentido.
La inmunología está en la base de muchos procesos de la medicina actual. Los tratamientos con inmunoterapia han revolucionado el panorama médico de muchos pacientes, tanto oncológicos como hematológicos, y creo que de verdad estamos teniendo un momento donde se esta apreciando nuestra labor un poquito más en el ámbito sanitario.