La enfermedad renal crónica (ERC) es actualmente un problema sanitario de primera magnitud que afecta al 10% de la población mundial adulta y a más del 20% de los mayores de 60 años.
Se trata de una condición heterogénea caracterizada por una pérdida de la función renal con el tiempo, cuya progresión se acelera en presencia de comorbilidades como la obesidad, diabetes o hipertensión. Debido a las crecientes tasas de obesidad y envejecimiento de la población, en las últimas décadas la incidencia de ERC se ha incrementado considerablemente representando una enorme carga socio‐ económica para los sistemas sanitarios.
Por todo ello, se requieren urgentemente estrategias preventivas poblacionales efectivas y eficientes para combatir el exceso de peso corporal y para detener o retrasar la progresión de la ERC.
Estas estrategias deben estar enfocadas a cambios en estilo de vida y deben estar basadas en la evidencia científica más sólida posible.
En esta línea, el equipo de investigación del CIBEROBN de la Universidad Rovira i Virgili (URV), liderado por Jordi Salas, se propuso responder a la pregunta de si la pérdida de peso conseguida con una dieta saludable hipocalórica, tipo dieta mediterránea (DietMed), y ejercicio físico puede ser un enfoque eficaz en la prevención o reversión del deterioro de la función renal.