El incremento de los hábitos sedentarios entre los menores y adolescentes impacta negativamente en el desarrollo adecuado de su columna vertebral y contribuye a la aparición del dolor de espalda, lo que aumenta significativamente el riesgo de sufrirlo de manera crónica al ser adulto. Para evitarlo, es importante inculcar desde edades muy tempranas hábitos saludables que fomenten la práctica continuada de actividad física.
Con este fin, el Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM) y la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE), en colaboración con la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) y con el apoyo de la Fundación Asisa, inician la Campaña de Prevención de las Dolencias de la Espalda entre los escolares coincidiendo con la inauguración del curso escolar. Los estudios científicos demuestran que la actividad física en la infancia es fundamental para que la columna vertebral adquiera su forma definitiva y para reducir el riesgo de padecer dolencias de espalda. Además, hacer ejercicio habitualmente acorta la duración del episodio doloroso, en caso de que aparezca, y reduce su interferencia en la actividad cotidiana.
Las dolencias de espalda en los menores son excepcionales por debajo de los 8 años, pero su frecuencia aumenta a partir de los 10 y desde los 15 es similar a la de los de los adultos.
En nuestro país, el 51% de los chicos y el 69% de las chicas entre 13 y 15 años ya las han padecido, lo que incrementa significativamente el riesgo de que se padezcan de forma crónica al llegar a la edad adulta. Esos antecedentes predicen el dolor durante la vida adulta mejor que los hallazgos radiológicos.
Sin embargo, la preferencia actual de vida sedentaria y ocio pasivo entre los niños y adolescentes, en detrimento del ejercicio, el deporte y otros juegos que impliquen actividad física, dificultan el desarrollo adecuado de la musculatura de la columna vertebral. Diversas investigaciones científicas han demostrado el aumento del dolor de espalda crónico entre los adolescentes europeos, siendo la obesidad y el tiempo dedicado a las pantallas dos de los factores asociados a este incremento.