La capital de España esconde lugares mágicos, como miradores en lugares estratégicos y en edificios históricos para contemplar el entramado urbano, los tejados del casco antiguo, el horizonte o simplemente, el cielo. Hay algunos especialmente singulares donde tomar unas cañitas, unas bravas de lujo, los platos más sofisticados de la gastronomía madrileña, o unos cócteles icónicos.
Arrancamos esta ruta por el Ayuntamiento de Madrid en el Palacio de Cibeles, al Mirador de Madrid, una azotea muy especial y llegados a este punto, hay que hacerle un guiño al arquitecto gallego Antonio Palacios que nació en 1874 en O Porriño, para celebrar el 150 aniversario de su nacimiento. Al poco de acabar la carrera, Palacios y su socio ganaron el concurso para construir la nueva Casa de Correos en la Plaza de Cibeles porque al parecer, Alfonso XIII quería europeizar Madrid. Así que en 1907 comenzaron las obras en un solar donde había unos jardines donde por cierto, había que pagar una peseta para entrar y donde en verano había teatro al aire libre, que era muy popular entre los madrileños.
Cuando se estaba construyendo llamaba la atención de los madrileños, pero también de algún foráneo como Trotsky, que pasó una azarosa temporada en Madrid tras ser expulsado de Francia donde se había exiliado y escribió sobre el edificio en su libro Mis peripecias en España. Bueno y tras doce años de construcción, se inauguró en 1919. Con la diosa Cibeles como telón de fondo y a tiro de piedra de la Puerta de Alcalá, el edificio es la bisagra entre el viejo y el nuevo Madrid, que nace en el Paseo de la Castellana.
Para mí tiene una de las azoteas más bonitas, el Mirador de Madrid, que está en la octava planta a unos 80 metros de altura, y con vistas de 360 grados del centro de la ciudad, del exclusivo Barrio de Salamanca y de parte de la Castellana. Y de paso, se pueden tomar copas o un café, que tú y yo somos muy cafeteros, además se puede comer en el restaurante de al lado.
Otra de las mejores terrazas de Madrid es la del Círculo de Bellas Artes
En la esquina de Alcalá con la calle Marqués de Casa Riera, está el Círculo de Bellas Artes. Es de 1926, también de Antonio Palacios y es uno de los centros culturales más importantes de Europa. Tiene sala de exposiciones, cine, teatro, talleres de arte, sala de billares y por supuesto una preciosa azotea a unos 60 metros de altura que no me puede gustar más. Aquí puedes comer, tomar un cóctel o lo que se tercie junto a la escultura de bronce de la diosa Minerva mientras ves edificios icónicos como el de Telefónica, el Palacio de Cibeles, Torrespaña, los tejados del Banco de España y el Instituto Cervantes, con sus cariátides. También se encuentra la silueta de la Torre Picasso, las oficinas del BBVA o las torres inclinadas de Puerta Europa. Y en los días claros, hasta se aprecia la Sierra de Guadarrama, al norte; y el Cerro de los Ángeles, al sur.
En la Gran Vía hay una de las mejores apuestas de NH Collection
Otra de las más singulares es la terraza del pequeño hotel The Principal, al principio de Gran Vía esquina con la calle Marqués de Valdeiglesias. Es uno de los secretos mejor guardados de Madrid y con una vista fantástica de la cúpula del Fénix del Edificio Metrópolis. Por otro lado y volviendo a la cadena NH Collection y en la octava planta del hotel hay unas vistas de 360 grados sobre las azoteas más emblemáticas de Madrid. Su cocina es pura gastronomía española, con homenajes a los productos de temporada en platos muy castizos. Si lo que te apetece son unas copas aquí puedes saborear un buen whisky de malta.
A un minuto andando, en la calle Montera esquina con Gran Vía, está El Cielo de Chicote, el rooftop de El Museo de Chicote, que es la primera coctelería que se abrió en Madrid en los años 30. La icónica coctelería quería tener su propio trocito de cielo de Madrid y ha abierto en la azotea del Hotel Montera, muy cerquita de la casa original, su lugar en las aturas con camas balinesas, y sus cócteles clásicos preparados por los maestros cocteleros como ya lo hicieron para Sofía Loren, Ava Gardner o Buñuel, desde 14 hasta los 135 euros. Aunque ya te digo que hay lista de espera para degustarlos como si fueses una estrella de Hollywood.
La Gran Vía es el mejor escaparate del cielo madrileño
Las azoteas de Madrid son todo un planazo para una velada romántica en pareja o para ver los rojizos atardeceres de Madrid con amigos. Pero también para los futboleros, porque un pelín más arriba, en el 29 de la misma Gran Vía, está una de las terrazas más glamurosas, la del Hotel Pestana CR7. Está en un edificio de 1920 con la firma de Cristiano Ronaldo y muchos guiños al deporte rey. Así que, te guste o no el fútbol, la visita a su azotea en la planta décima es imprescindible.
Para desayunar, merendar o tomar un helado hay otro secretillo a voces es la Gourmet Experience en Gran Vía esquina Callao, en la novena planta de unos famosos grandes almacenes, que ya te digo que es uno de mis sitios favoritos. Todo está riquísimo en los puestos gourmets y la vista de la Gran Vía, desde Callao hasta Plaza de España, es espectacular. Se ve el Teatro Real, La Almudena y el Palacio Real. Y en la puesta de sol es impresionante.
La terraza del Hotel Riu en la Plaza de España es la más alta de todas
Tiene una espectacular pasarela transparente y un balcón de cristal con unas vistas de escándalo. Para los que tengan vértigo no sé si es muy recomendable porque la pasarela acristalada deja, literalmente, Madrid a tus pies. Y desde luego Lamelo, los atardeceres desde la azotea del Riu también son de infarto. Y ya que hablo de atardeceres, recomiendo el del Templo de Debod que fue traído desde Egipto piedra a piedra y reconstruido piedra a piedra en pleno centro de Madrid. Está muy cerca del Riu y es un imprescindible en Madrid.
Aunque no sean roof top y no puedas tomar nada, no podemos perdernos subir al Faro de Moncloa, una atalaya de casi 100 metros de altura en la Ciudad Universitaria, donde Madrid el Palacio Real, la Catedral, las Cinco Torres y la sierra de Guadarrama están al alcance de tus ojos. Y otro secreto es la cúpula de la Catedral de la Almudena desde donde contemplar el precioso casco histórico de Madrid.