Un motivo más para acercarse a Aviñón desde ya mismo hasta la clausura del festival, el 21 de julio, incluso si uno flojea con la lengua de Molière. Porque buena parte de su programación se dedicará este año, como dices, al español. Además de danza o música, para las que el idioma no es una frontera, podrán verse tres obras de Argentina, dos de Uruguay, una de Chile y cuatro de España, entre las que destaca ‘La gaviota’, de Chéjov, que será la primera producción del Centro Dramático Nacional que se estrene fuera de su sede en Madrid y además con un elenco formado casi en su totalidad por actores ciegos y con discapacidad visual. O la obra ‘Dämon, el funeral de Bergman’, de la escritora, directora y actriz catalana Angélica Liddell, quien se convertirá esta noche en la primera dramaturga española en inaugurar uno de los festivales más potentes de la escena planetaria.
El estreno ha tenido lugar en el patio de honor del Palacio de los Papas
No solo el escenario más prestigioso del festival, sino el edificio más emblemático de Aviñón, ¡con permiso de su puente, claro! Es un monumento tremendo. El castillo gótico más grande del mundo, con más de 15.000 m2 que te lleva un mínimo de 2 horas recorrer y te transporta al siglo XIV, cuando esta entonces villa provenzal a orillas del Ródano comenzó a rivalizar en opulencia con el mismísimo Vaticano. Porque en aquellos días corrían tiempos tan revueltos en Roma, enredada en disputas entre las grandes familias que ponían y quitaban papas a voluntad, que estos trasladaron la sede de la Cristiandad durante 70 años a Aviñón, en el sur de Francia. Aunque, ojo, la ciudad entonces no era francesa sino que pertenecía al Reino de Sicilia, en manos por aquellos días de la Casa de Anjou. De hecho, Aviñón siguió perteneciendo a los Estados Pontificios hasta poco después de la Revolución Francesa, o sea que todavía hoy tiene casi más regusto italiano que francés.
7 Papas y 2 Antipapas, más rebeldes que las monjas díscolas de Belorado, oficiaron en Aviñón y con su llegada, en 1309, la ciudad fue creciendo en población, en importancia y en una monumentalidad que conserva muy bien conservada en nuestros días. Su cogollo medieval es una delicia más allá del puente de la canción, que ya no cruza todo el Ródano porque sólo conserva 4 de los 22 arcos que tuvo al construirse en el siglo XII como una auténtica proeza de la ingeniería y al margen incluso del Palacio de los Papas, por cuyos salones recuerdo algunos de los frescos más emocionantes que he visto en mi vida.
También es Patrimonio de la Unesco su cinturón de murallas
Estas encierran sobre los adoquines montones de mansiones señoriales e iglesias diminutas o tan colosales como la románica Notre Dâme des Doms; jardines y palacetes como el que alberga el fabuloso compendio de arte contemporáneo de la Colección Lambert, entre placitas y antiguas calles gremiales donde, por estas fechas, los cafés sacan sus terrazas a la calle y en cuyas vinotecas probar los caldos de la región. Porque Aviñón es la capital de la Denominación de Origen ‘Côtes-du-Rhône’ que seguro conocen todo amante del vino que se precie.
Es una ciudad coquetísima tirando a pequeña. No llega a los 100.000 habitantes, o sea que te la recorres fácilmente a pie. Todo queda a mano, y además está a unas 4 horas en coche o en tren desde Barcelona, por lo que es perfecta para improvisar una escapada de dos o tres días, aunque a tiro de piedra tienes preciosos pueblitos de la Provenza y la Costa Azul para añadir al viaje. Pero, de ir en las próximas 3 semanas, apetecerá poco salir de Aviñón con todos los espectáculos y el ambiente que atrae el festival.
En las tres semanas largas del festival, están previstos 35 espectáculos
Eventos internacionales de primerísimo nivel, con más de 200 representaciones y todavía más encuentros culturales: desde proyecciones, debates o lecturas, como los que protagonizará el escritor Enrique Vila-Matas el 8 y 9 de julio, hasta reuniones para profesionales del mundo escénico o conciertos como el de Silvia Pérez Cruz en el Teatro de la Ópera, que clausurará el festival con, de nuevo, un sabor muy español en la edición de este año. Las fechas de cada evento se pueden consultar en su web. Pero a todo ello, por si fuera poco, se suma el Festival OFF, es decir, una propuesta de actividades en paralelo que, literalmente, toma cada esquina de la ciudad.
Este festival es un evento alternativo, que arranca con un gran desfile callejero de las compañías participantes el 2 de julio y termina, como el oficial, el día 21, tiene una historia de lo más singular. Si el festival de Aviñón se inauguró en 1947, cuando Europa aún se lamía las heridas de la Segunda Guerra Mundial y se buscaban espacios para el entendimiento entre los pueblos a través también de la cultura y el arte, el festival OFF nació de una forma totalmente espontánea ya entrada la década de los 60. En 1966, el dramaturgo y director de teatro André Benedetto alquiló un espacio para representar obras que no habían sido seleccionadas para el Festival de Aviñón, desafiando al festival oficial y ofreciendo una plataforma para producciones independientes. La cosa fue a más, hasta convertirse en la barbaridad que es hoy, con la ciudad entera convertida en un escenario.
Como en el OFF no hay una dirección artística, cada compañía debe buscarse un lugar donde actuar y a ello se prestan desde teatros y salas de todo pelaje hasta librerías, bares e incluso colegios, que en esta nueva edición acogerán a cerca de 1.500 compañías francesas y unas 150 internacionales. danza, teatro, poesía, música, circo, debates, programación infantil… hay de todo, a precios muy populares y a veces gratis, con propuestas a veces loquísimas y otras hoy desconocidas que quizá, quizá, lleguen a ser famosas en el futuro, según me contaban.
En el Palacio de los Papas de Avión, Picasso celebró en 1973 su última gran exposición
Nos contaron que para este Festival OFF, vienen de toda Europa empresarios del mundo del espectáculo para ponerse al día de las últimas tendencias y descubrir nuevos talentos.
A esta edición ya no llegamos claro, sería para la próxima, pero lo mismo nos va bien hacer ahora una escapada para ver la que se monta. Porque la ciudad entera se vuelca tanto con el festival oficial como con el off. No hay nada comparable en Europa salvo el famosísimo Festival de Edimburgo, que se inauguró igualmente en 1947, tiene tanto una programación oficial como el Festival Fringe en paralelo, y será la otra gran cita de las artes escénicas del verano europeo, aunque aún habrá que esperar un poco, porque la cita para este último es en agosto.