"No van a parar hasta encontrarla". Así es como respondía el padre de Esther López durante las más de tres semanas que ha durado la búsqueda ininterrumpida del rastro de su hija, y que finalizó el sábado a mediodía con el hallazgo de su cuerpo sin vida en una cuneta al lado de la Nacional 122.
La noche de la desaparición
Era la noche del 12 de enero y, acompañada de varios amigos, Esther salió a un conocido bar de la localidad vallisoletana de Traspinedo para ver el partido de Supercopa que enfrentó al Real Madrid y al F.C. Barcelona. Después de finalizar, la joven se marchó a otro local próximo con sus dos amigos Óscar y Carolo, el primero conocido por la familia y amigo íntimo de su hermana Inés, y el segundo, aunque no era tan cercano, también mantenía una buena relación con Esther pese a su historial delictivo.
Según apunta la investigación, estas dos personas fueron las últimas que la vieron con vida, y, por tanto, el foco de sospecha de la policía a la hora de comenzar a reconstruir qué sucedió exactamente en la madrugada del miércoles al jueves comenzó con ellos.
A pesar de que los padres percibieron que no había vuelto a casa a las pocas horas de desaparecer, éstos no interpusieron la denuncia hasta el día 17 de enero, cinco días después, debido a que, pese a que su padre creyera "que resultaba raro que no llamase", no era la primera vez que se ausentaba.
Los testimonios de los principales sospechosos
Desde el principio, las declaraciones de los dos amigos resultaron contradictorias, especialmente la de Óscar. Lo que sí se confirmó gracias al rastro de la tarjeta de crédito de éste es que éste pagó las consumiciones en el bar en torno a las 2 y media de la madrugada. Después, los tres jóvenes se montaron en el coche de Óscar conducido por él mismo hasta el lugar donde vivía Carolo, que se ubicaba en las proximidades de un restaurante en el que éste había trabajado y que al mismo tiempo era cercano al lugar donde apareció el cuerpo de la víctima.
Sin embargo y gracias a la conexión de sus teléfonos móviles, la policía pudo comprobar que, antes de llegar hasta allí, la trayectoria se desvió en la dirección contraria a un descampado cercano a la casa de Esther, lugar en el que permanecieron durante 35 minutos. El relato de Óscar, que no incluyó esta parada, fue que, después de dejar a Carolo, Esther y él discutieron y ella decidió bajarse del coche por razones que han variado según la declaración, pero que apuntaban a que fue por propia voluntad.
La implicación de Ramón, 'El Manitas'
Durante este tiempo, en la investigación también apareció otro nombre, el de Ramón 'El Manitas', que también vivía en el ratio de 600 metros en el que se mueve el caso. El joven, que residía en una urbanización de casas alegales, era considerado "un tipo violento" por la guardia civil y contaba con varios antecedentes previos por violencia de género, amenazas, o lesiones, entre otros.
Desde el inicio, este chico se relacionó directamente con Esther, aunque no en la noche de los hechos, lo que alertó a la policía y le situó el primero en la lista de sospechosos.
Según se ha podido saber gracias a la investigación, el móvil de la joven dio señal por última vez a las 5:40, dos horas después de bajarse del coche. A las 5:50 su madre le llamó al percatarse de que no estaba en casa, pero el dispositivo móvil no dio señal.
El hallazgo del cuerpo
Tras 25 días de búsqueda incansable, el cuerpo de Esther López De la Rosa era hallado por un senderista en una zona que ya había sido inspeccionada por las batidas organizadas por los vecinos del pueblo, que aseguraron que habían pasado por esa zona diez o quince veces antes.
A esperas de la autopsia del cuerpo, que continúa en curso, la policía prosigue investigando cuestiones como si el cadáver de Esther fue depositado con posterioridad; cuál fue el móvil para asesinarla en el caso de que la autopsia concluya de esa forma; en qué momento sucedió exactamente y, lo más importante, a quién le corresponde la autoría.