Buenas noches al ministro de Consumo, don Alberto Carlos Garzón Espinosa. Si su gabinete de prensa recorta y archiva en papel todo lo publicado sobre usted, van a tener que hacer obras de ampliación en el ministerio. ¡Dios mío, qué avalancha de noticias, de crónicas, de editoriales, de declaraciones y hasta de mítines políticos!
Un auténtico debate nacional –"lamentable polémica", según el presidente del gobierno—con todos los matices: que si usted dijo lo que parecía que decía, que si es un bulo inventado por la derecha o por la extrema derecha, que si Sánchez debe cesarlo, que si Sánchez debe mantenerlo…
Su compañera sentimental es la pelotera, ministro. Cuando no es por el chuletón, es por la huelga de juguetes, y cuando no es por el libro oficial de recetas, es por la calidad de la carne. Algo tiene el agua cuando la bendicen. Algo tiene usted cuando tanto debate suscita. Algo tiene el ministerio de Consumo que tanta polvareda levanta. Lo que este escribidor quiere decirle, don Alberto, es, primero, que usted perdió una magnífica oportunidad. Pudo haber suscitado un debate necesario sobre las macrogranjas, y muchos le seguiríamos, y cometió el pecado imperdonable en un ministro: decir en un país importador que la carne que le vendemos es de mala calidad.
No alegue que es un bulo; es lo que está escrito, aunque quizá se simplifique en los titulares
No alegue que es un bulo; es lo que está escrito, aunque quizá se simplifique en los titulares. Y con ello deja mal a su gobierno, que no garantiza la calidad y permite el maltrato animal. Eso, ministro, se dice en el Consejo de Ministros y se publica en el Boletín Oficial. Y lo que este escribidor quiere decirle también es que su ministerio es una provocación en sí mismo.
Si su titular habla de contaminación de las granjas gigantes, está pisando terreno de la vicepresidenta Ribera. Si habla de condiciones sanitarias, se está metiendo en el huerto de la ministra Darias, de Sanidad. Si perjudica el comercio de la carne, cabrea a la ministra Maroto. Y si habla de ganadería, subleva al ministro del ramo, que es don Luis Planas, que además es de Alimentación y hoy no se pudo contener: si alguien va a entrar en su negociado, dijo, lo menos que puede hacer es llamarlo. Vistas así las cosas, señor Garzón, no es usted el que sobra en el gobierno. El que sobra es el ministerio.