Buenas noches a Oriol Junqueras. Le escuché anoche en su conversación con el director de La Brújula y me parece que fue una gran entrevista. ¿Sabe una cosa? De usted me interesa todo, porque usted es un personaje central en la historia que se está escribiendo de este país. Me interesa qué queda en su cabeza después de haber pasado por la cárcel y me alegró saber que no queda odio. Si no me equivoco, lo asumió usted casi como una condecoración por su servicio a la causa independentista.
Hay muchas cosas que le distinguen de Puigdemont
Me interesó escucharle que la prisión la sufre más la familia que el preso y creo que tiene usted razón; sobre todo, cuando el recluso es marido y padre. Y por supuesto, me interesó lo que piensa del conflicto. Hay muchas cosas que le distinguen de Puigdemont. Entre ellas, que usted también pudo escapar, y no lo hizo. Pero, sobre todo, que entiende que las situaciones complejas no se resuelven de forma unilateral. Esa es una opción por el acuerdo y cuando hay voluntad de acordar, el consenso es posible.
Es posible al menos hasta que el diálogo se rompa, cosa que muchos lamentaríamos. Hablar, Junqueras, hablar, que es el gran déficit de este país. Hizo, sin embargo, una petición: que el presidente Sánchez ponga una propuesta sobre la mesa. A mí también me gustaría. Me gustaría saber que se empieza a hablar de algo que no sean conceptos que no caben en la Constitución: amnistía y referéndum de autodeterminación. Y un último apunte, Oriol: su partido, Esquerra, y usted mismo están acariciando la idea de la desobediencia. La decidirán entre el 12 y el 13 de febrero.
No rompan la tregua en la que estamos. Somos muchos los que deseamos el abrazo de Cataluña y España, el abrazo fruto del entendimiento
Ignoro si es una forma de presión para forzar que se avance en la mesa de diálogo. Pero, si es algo más, no lo hagan todavía. No rompan la tregua en la que estamos. Somos muchos los que deseamos el abrazo de Cataluña y España, el abrazo fruto del entendimiento. Y somos muchos los que aplaudimos cuando escuchamos la palabra diálogo y muchos los que todavía nos emocionamos con la palabra concordia y la palabra convivencia y el concepto de respeto a la diversidad que enriquece. Creo que dar el salto a la desobediencia sería emprender un camino que dividirá a la propia Cataluña y a los catalanes y tendrá muy difícil marcha atrás. Gracias por escucharme, Oriol.