con JUANJO DE LA IGLESIA

Los argumentos antivacunas más disparatados y el peligro de los bulos

Hablamos en La Brújula sobre el movimiento antivacunas con Juanjo de la Iglesia y desmentimos los argumentos peligrosos que difunden sobre las vacunas.

ondacero.es

Madrid |

Comienza un año más la campaña de vacunación de la gripe y el COVID. Buen momento para hablar de vacunas... y antivacunas. Este fenómeno no es reciente ni mucho menos y se remonta a los inicios mismos de las primeras campañas de vacunación en el Siglo XIX, cuando se empezó a utilizar la vacuna de viruela, enfermedad erradicada, por cierto, hace décadas gracias precisamente a las campañas de vacunación masiva.

Los argumentos antivacunas de hace doscientos años eran tan disparatados como los actuales, con el eximente de que entonces no se tenían los conocimientos que hoy se tienen.

¿Cuáles eran a grandes rasgos esos argumentos?

De todo tipo, desde escrúpulos religiosos hasta pretendidamente científicos... Por ejemplo, decir que utilizar material procedente de una vaca enferma para fabricar las vacunas era poco cristiano o insalubre.

También hay que recordar que el hecho de hacer obligatoria la vacunación en el Reino Unido quizá fuera contraproducente al provocar una reacción en los antivacunas, que se quejaban de la excesiva intromisión del Estado en sus vidas...

Hubo también sus correspondientes bulos, como que la vacuna de la viruela producía sífilis. Idea errónea probablemente basada en que la higiene de la época no era ni comparable a la de ahora y era posible que eso produjera algún problema de contagio, no achacable a la vacuna.

Y volviendo al presente, ¿qué nos encontramos?... Porque el movimiento antivacunas sigue.

Desgraciadamente sí. Y se sustenta en una serie de mitos, algunos de ellos verdaderamente pintorescos. Otros no tanto, y quizá sean los que más daño hacen. Por ejemplo, para empezar, se pone en entredicho la eficacia de las vacunas. Es algo que nos aclara Vicente Baos, médico de familia que ha dedicado buena parte de su vida a la divulgación en libros y artículos de prensa... ¿Qué queremos decir cuando hablamos de la eficacia de una vacuna?

Hace años, un artículo publicado en una revista médica -que posteriormente fue desmentido y retirado de la revista- afirmaba que había relación entre la vacunación infantil y el autismo. Enorme disparate, como digo desmentido, pero que parece que pervive y resurge de vez en cuando de manera inexplicable.

También hemos oído decir que es suficiente con dejar trabajar la inmunidad natural, sin necesidad de inocular ninguna vacuna...

Ese es otro de los mitos sobre las vacunas más extendidos, no por ello menos falso y dañino.

Existen otros mitos extravagantes, como decía antes, que no merecerían mayor atención si no fuera porque, aunque parezca imposible, hay gente que se los acaba creyendo y actuando en consecuencia. Podemos hablar de quienes afirman que las vacunas contienen micropartículas de grafeno que convierten a las personas en imanes que atraen los metales, o que, según otros, son microimplantes que sirven para controlar a las personas por Internet. Tenemos a los que andaban quemando las torres de 5G porque, según unas versiones, servían para propagar el coronavirus y según otras para controlar a los vacunados a través de los chips de grafeno que les habían inoculado con la vacuna...

Todos estos delirios que no existen más que en las mentes calenturientas de quienes los propagan y de los que jamás se ha presentado el mínimo indicio de una evidencia, aunque parezca mentira, son asimilados, por una parte, de la población, pero yo creo que muy minoritaria...

Si vamos a ello, también hay gente que va diciendo por ahí que la Tierra es plana...

En efecto. Y es capaz de morir para demostrarlo. Es decir: para no demostrarlo, como le sucedió a Mike Hughes, famoso terraplanista, que murió tras lanzarse en un cohete casero con el que quería demostrar que la Tierra es plana.

Volviendo a las vacunas, yo creo, o quiero creer, que todas estas excentricidades, aunque hacen daño y es un poco deprimente observar que hay gente que se las cree e incluso abraza la causa casi como una religión, tienen una respuesta más limitada en la población que esos otros mitos de que hablábamos antes, más "verosímiles"(entre comillas): la falta de eficacia de las vacunas, su pretendida peligrosidad, la relación entre las vacunas y el autismo, que son mitos sin fundamento alguno.

También vamos observando que en algunos países existe un repunte de enfermedades infecciosas relacionadas con el descenso de las vacunaciones.

Sí, y esto puede ocurrir por las causas que comentábamos o por otras menos "espectaculares" por así decirlo: la simple dejación, por ejemplo, cuando no se administran las dosis de recuerdo de las vacunas. No hay que bajar nunca la guardia.

Por recapitular: no existe ninguna vacuna autorizada por las autoridades sanitarias que pueda considerarse peligrosa. Sus efectos secundarios son en general leves y los graves son absolutamente minoritarios entre los millones de vacunas que se inoculan cada año en el planeta, el riesgo es bajísimo. No hay ninguna relación entre vacunas y autismo.

Las vacunas han salvado millones de vidas en los últimos 50 años. Y se han erradicado enfermedades, como la viruela a nivel planetario y la polio en España. Esto es un hecho, no una teoría. Las vacunas son, por lo tanto, seguras y eficaces. Sin embargo, abandonar la vacunación puede despertar enfermedades que estaban controladas como el sarampión o la tosferina...