Traigo que la Agencia Europea del Medicamento ha relacionado ahora los casos de trombosis con la administración de la vacuna de AstraZeneca. En la astrazenecanada como en todo hay que creerse a los científicos porque si no, a quién nos vamos a creer. Sánchez no para de hablar de la ciencia. La ciencia dice esto y lo otro. ¡Esto es ciencia! Apelamos a lo inmutable. Luego la ciencia no dice nada en su conjunto, o dice una cosa y la contraria, porque la realidad se contradice científicamente y la matemática dice que las líneas paralelas se cruzan.
Hoy la ciencia dice una cosa y mañana dice otra. La ciencia nos ha dado la vacuna y media docena de capotazos. Yo no es por tirar de hemeroteca, pero de la ciencia me acuerdo de que cuando la ciencia nos convenció de que esto del coronavirus era una gripe agravada, y cada día recitábamos los versículos del evangelio de la falsa sensación de seguridad según Fernando Simón. El ser humano es lo que va de acumular ochenta rollos de papel de culo a crear una vacuna en meses.
La ciencia es todo eso, por eso, la ciencia dice hoy que los casos de trombosis son un efecto secundario raro de la vacuna. El principal efecto secundario de la vida es la muerte, que es una cuestión estadística. 30 casos en cinco millones no parecen muchos. Cada minuto vienen al mundo y se van 150 personas. Miradas en su conjunto de la historia de nuestra especie, la vida y la muerte son insignificantes hasta que te pasan a ti.