Notas del 11 de octubre, el Gobierno apuesta por asumir el asunto de la descapitalización de Madrid. Dicen que en torno a este asunto hay un debate, dicen, y yo cada vez que escucho hay un debate, me echo mano a la cartera.
Hay que repartir las instituciones y trasladarlas a otros lugares, (yo creo que están pensando en Barcelona). Se va a mover todo menos Puigdemont que va a seguir en Waterloo. El sanchismo es un deporte extremo que consiste en decir que Madrid está favorecida frente a otras regiones más pobres y al mismo tiempo, regar Cataluña con miles de millones de euros.
Como me acuerdo del pato de la Ricarda. Ahí sigue flipando con los aviones. Se trata de que se vayan las empresas a otros sitios. De Cataluña se han ido 170 empresas en lo que va de año, se puede decir que lo están haciendo muy bien. En Madrid hay 162 empresas nuevas y esto es intolerable por eso van a poner un impuesto a la capitalidad, a los manolitos y a votar al PP.
Se está poniendo interesante vivir en Madrid. Tiene últimamente una épica muy curiosa y golfa como de Sodoma y Luchana. La Puerta del Sol ya parece El Álamo con organilleros. Ah, Madrid, cochina, ultraliberal y tabernaria. El crecimiento del PIB merece un castigo imperdonable. Los hombres se vuelven a veces soberbios. En el libro del Génesis ya venía lo de construir la Torre de Babel y el hospital Zendal.
A ver dónde van a poner las cosas que quiten de Madrid. Lo suyo es que la M40 pase por Tarifa, el Retiro desemboque en el Mar Menor, la Casa de Campo en los Monegros y el Toni dos un cruce de la carretera de Benavente. Hay gente que ya ve la Moncloa en Lledoners.
