Hemos conocido los datos del paro y de la afiliación a la Seguridad Social del mes de mayo. La vicepresidenta y ministra de economía, Nadia Calviño, asegura que la recuperación está en marcha y que España ha entrado en una nueva fase.
Calviño se apoya en los datos del mercado laboral. El fin del estado de alarma y de las restricción han disparado el empleo y reducido el paro. Es como si se hubiera levantado la tapa de una olla a presión. En mayo el desempleo bajó en casi 130.000 personas y la Seguridad Social, de media, aumentó los afiliados en casi 212.000.
El paro desciende en todo el territorio nacional, en especial en Baleares y Murcia. En mayo, el desempleo solo creció en una provincia, en Almería. El paro bajó en el sector servicios y la ocupación aumentó con intensidad en restauración y alojamiento, lo que tiene que ver con el turismo y la movilidad personal.
El problema, la calidad del empleo que se crea
El problema, como siempre, es la calidad del empleo que se crea, solo el 10% del millón y medio de contratos firmados son indefinidos. Esta es una de las consideraciones que destaca el último informe de la OIT. La Organización Internacional del Trabajo indica que la crisis de la Covid-19 ha dejado profundas cicatrices en el mercado laboral. El coronavirus ha destruido 114 millones de empleos y ha impedido la creación de otros 30 millones en todo el mundo. Se ha perdido, de media, el 9% de las horas de trabajo en todo el planeta, en España se destruyó porcentualmente más, el 13%.
Y seguimos enredados en el cable de la luz. Los futuros de los mercados mayoristas de la energía muestran que el precio de la electricidad seguirá por las nubes en este mes de junio y que en España estará mas caro que en Alemania. La vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, ha insistido en Julia en la onda en las bondades de la nueva facturación y de la posibilidad de reducir la factura con ligeros cambios de hábitos.
Quién no cambia es la Comisión Europea que mantiene la suspensión de las reglas fiscales, el corsé al déficit y a la deuda pública se deja para el 2023, cuando la recuperación sea más evidente. Eso sí, a España le piden que sea prudente, con el 125% de deuda sobre el PIB, no se debe ni se puede ser otra cosa.