¿Sabías que en el siglo XIX la gloriosa universidad de Alcalá de Henares de Madrid en la que estudiaron escritores como Francisco de Quevedo y Lope de Vega estuvo a punto de desaparecer? José Felix Huerta, presidente de la Asociación de Condueños de Alcalá de Henares, nos cuenta aquel relato en 'La rosa de los vientos'.
El origen histórico de la Universidad de Alcalá
El antiguo Colegio Mayor San Ildefonso -actual rectorado de la Universidad de Alcalá de Henares- fue el edificio principal de una moderna Universidad fundada a fines del siglo XV por el cardenal fray Francisco Jiménez de Cisneros, el arzobispo de Toledo y confesor de Isabel la Católica.
El cardenal quiso crear una Civitas Dei, es decir, un campus de nueva planta propio de las nuevas corrientes humanistas al que se denominó Complutensis Universitas. Durante los siglos XVI y XVII la universidad se convirtió en un gran centro de excelencia académica donde estudiaron figuras esenciales de la cultura como Antonio de Nebrija, Ignacio de Loyola, Juan de la Cruz, Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Pedro Calderón de la Barca, Melchor Gaspar de Jovellanos… Sin duda un lugar de referencia que, no obstante, corrió peligro en varios momentos del siglo XIX.
Complicaciones para la supervivencia de la Universidad de Alcalá
En 1808 la ciudad de Alcalá fue tomada por las tropas napoleónicas que saquearon la ciudad y expoliaron buena parte de sus obras de arte. La Universidad de Alcalá no estuvo exenta de complicaciones: los franceses clausuraron la institución en un primer susto para la población alcalaína. José Bonaparte ordenó después su reapertura, pero sin duda aquel acontecimiento vaticinaba lo que estaba por llegar.
En 1836 un Real Decreto de Isabel II estableció el desmantelamiento de la Universidad a través de la integración de sus rentas y profesorado en la reciéninaugurada Universidad Central de Madrid. Asimismo, el patrimonio documental y bibliográfico fue trasladado a la sede de la calle San Bernardo donde se levantó este centro académico que incluso terminó adueñándose del nombre de la universidad alcalaína cuando en 1969 pasó a denominarse Universidad Complutense de Madrid.
"Madrid ha aportado mucho a Alcalá, pero también le ha quitado mucho", comentaba Huerta al respecto.
En los años siguientes los edificios fueron subastados. De este modo, la llamada “Manzana Universitaria o Cisneriana” pasó por varias manos hasta llegar a don Javier de Quinto y Cortés, un influyente político de la época que despojó al conjunto de muchas de sus obras de arte y destruyó otras.
La importancia de la Sociedad de Condueños
Precisamente para evitar este expolio, en 1851 un grupo de vecinos de la localidad se unieron y crearon la "Sociedad de Condueños de los edificios que fueron Universidad" en aras de gestionar y velar por su patrimonio inmobiliario, una decisión que resultó esencial para la conservación de un conjunto que, no en vano, en 1998 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
Cabe destacar que actualmente los herederos de estos vecinos de Alcalá continúan siendo los propietarios de una parte importante de los edificios que antiguamente conformaron la denominada Manzana Universitaria.