Nada más llegar a un mercado tradicional Auliya cuenta que se perciben ya algunas señales del dominio talibán. No se ve a ninguna mujer, sólo hombres con barba y turbantes tradicionales. Otra señal es que se venden municiones capturadas del Ejército afgano.
En la escuela que visita observa una clase de religión. Le aseguran que también enseñan ciencia y matemáticas y que las niñas pueden ir a la escuela. Pero en esa no hay ninguna. Abdul Rahim es su director.
Cuenta que los inspectores del Gobierno afgano les supervisan, que los talibanes no tienen problemas con ellos. "El Gobierno nos da el material escolar y todo lo demás, y nosotros implementamos su programa", dice. En el hospital faltan equipos básicos y medicinas. No hay doctoras para atender a las mujeres, ni pediatras. El único cirujano se irá porque no le pagan. Auliya se pregunta entonces ¿por qué quieren ahora mostrar su territorio? Asad Afghan, portavoz talibán responde.
Queremos tener buenas relaciones con el mundo. No queremos que Afganistán cause problemas a nuestros vecinos o al mundo. Nuestra lucha es con los que han invadido nuestro país.