Cuenta la arqueóloga Karin Frei que se quedó tan sorprendida que se dijo que tenía que conocer más sobre esta asombrosa mujer porque su ropa no estaba hecha de lana local… Entonces averiguaron que estaba compuesta de un trasiego comercial de materias primas…también que tenía entre 16 y 18 años cuando murió y que su cinturón se asociaba a cultos solares, con un posible protagonismo como sacerdotisa. Sus restos dentales la sitúan en la Selva Negra como lugar de procedencia y su pelo registra una vida muy viajera, por el norte de Europa. A lo mejor fue una sacerdotisa importante, o tal vez se desplazaba de continuo para contactar con otras mujeres como ella. Sus restos se conservan en el Museo Nacional de Dinamarca y han permitido además recuperar 28 millones de secuencias de ADN.