Estos niños tendrán poder. Un poder tal, que podrán valerse por sí mismos y ser un reflejo para otras personas, que ahora son los líderes futuros de este país.
En los 10 años desde su creación, el centro ha pasado de 36 a 540 estudiantes. Y muchos han añadido sus nombres a la lista de espera. El año pasado, Zannah abrió una segunda escuela a pocos kilómetros de la primera y ya tiene 88 niños en sus clases cada día; todos han huido del conflicto en la región. Su trabajo también incluye la negociación de la liberación de rehenes del grupo terrorista. Su intervención es clave en todo el proceso. Todo ellos le ha valido para recibir el Premio Nansen para los Refugiados de ACNUR.