Su trabajo en la ejecución es ayudar en el final de la vida de un paciente. No es diferente de otro que muere de cáncer, excepto que su cáncer es una orden judicial. Carlo dirige una compañía que comenzó prestando asistencia sanitaria a 40 prisiones en 4 estados de Estados Unidos hasta que el 2003 comenzó a encargarse de aplicar la inyección letal a los presos
"El pensamiento que tuve todo el rato al aceptar el trabajo fue: si yo estuviera allí o cualquier familiar, ¿me gustaría tener a alguien como yo para ayudarme? Y la respuesta fue: "sí""…Una tarea que cuenta con la oposición de diversas organizaciones, por el que ha recibido llamas, protestas en su casa y denuncias, y del colectivo médico
Nos enseñan que nuestro trabajo es preservar la vida, no provocar dolor, es el concepto del juramento hipocrático, y todo el gremio va encaminado a ello. Yo lo entiendo, pero no estoy de acuerdo. Carlo insiste en la idea de que "sólo trata de ahorrar sufrimientos innecesarios a los condenados" y que no le causa problemas morales su trabajo.
Mientras haya esa necesidad, mientras existan ejecuciones en Georgia creo esos individuos en el corredor de la muerte se merecen un médico a su lado presenciando su muerte.